QUITO.- A una semana del anuncio de la Presidenta Michelle Bachelet sobre el inicio del proceso constituyente, que desembocará en una nueva Constitución, el debate sobre las características del camino que culminará en 2017 se tomó la agenda pública y todos los sectores políticos y sociales ya empezaron a lanzar sus primeras ideas al respecto.
En ese contexto, y aprovechando la visita que la Mandataria realizó a Ecuador el jueves pasado, fuimos en busca de las lecciones que dejó en ese país la creación de una nueva Carta Fundamental en 2008, que fue aprobada por amplia mayoría (63.93% versus 29,10%) y se convirtió en uno de los cambios constitucionales más recientes de América Latina.
Para ello, conversamos con las legisladoras Mariangel Muñoz y María Augusta Calle, quienes participaron activamente en la Asamblea Constituyente (AC) que elaboró la nueva Carta Magna ecuatoriana representando a la Alianza País, la coalición que respalda al gobierno del Presidente Rafael Correa, y que han seguido de cerca el inicio del proceso en Chile.
Al ser consultadas sobre las primeras recomendaciones que harían para nuestro país, ambas reconocieron que pese al intenso debate ideológico que se desarrolló, fue vital la apertura que se otorgó a todos los sectores para que participaran de la redacción del nuevo texto, lo cual le ha dado amplia legitimidad hasta el día de hoy.
En esa línea, Muñoz sostuvo que "la recomendación que nosotros les podemos dar a todos los hermanos chilenos es que este proceso constituyente se llene, se nutra de las propuestas y expectativas que tengan los chilenos sobre su futuro. En ese sentido, abrir el debate y el dialogo más amplio posible para la construcción colectiva de esta nueva carta".
"Tuvimos la oportunidad de acoger observaciones, propuestas y entablar diálogos francos y transparentes. A través de mesas de dialogo abrimos el espacio a personas que sin ser de oposición piensan distinto y a partir de eso se incluyeron distintas observaciones. Lo importante es debatir", añadió.
Sobre ese punto, Calle recordó que "en la AC tuvimos una presencia de la oposición que no era mayoritaria y que no votó por el nuevo texto, hubo una lucha ideológica muy fuerte", pero añadió que pese a ello y tras su aprobación en referéndum con más del 60% de los votos, la nueva Constitución es "absolutamente reconocida por todos los sectores políticos".
Virtudes y errores
En cuanto a los errores que a su juicio se cometieron en el proceso ecuatoriano, la misma parlamentaria nombró el hecho de "tener un limite de tiempo tan corto. Nosotros tuvimos como máximo ocho meses, un primer periodo de seis meses, con posibilidad de extensión a dos más y eso no nos permitió pulir totalmente la Constitución".
"En ese trabajo artesanal de pulir cada uno de los textos nos agarró el tiempo y no lo pudimos terminar y esa es la razón por la que ahora estamos haciendo varias enmiendas", indicó, aunque advirtió que tampoco "se debe extender indefinidamente".
"Es importante no dispersar demasiado el debate, sino centrarlo en nueve ámbitos y que la ciudadanía pueda en el ámbito que le interesaba aportar ir directamente a las comisiones. Así se pudo sistematizar de manera relativamente fácil las propuestas de la gente", subrayó.
Consultada sobre el mecanismo, Muñoz destacó que la AC tiene "la ventaja que es que es un proceso sumamente democrático, donde los ciudadanos y sectores se tienen que organizar y ponerse de acuerdo sobre temas fundamentales".
No obstante, indicó que más allá de la fórmula "nuestra recomendación es que la ciudadanía se empodere, participe y se organice en sus barrios, en sus colegios, en sus universidades y así puedan acercarse a esas instancias donde se va a elaborar esa nueva Constitución".
Finalmente, María Augusta Calle destacó que la opción de hacer un referéndum o plebiscito es vital para hacer educación cívica entre la ciudadanía. "El referéndum nos permitió alfabetizar en temas constitucionales, nos permitió que la gente tuviera claro los caminos que se debían recorrer para construir un nuevo texto constitucional".