"Al que le toca fiscalizar es al intendente y creo que esto no es muy práctico", dijo Claudio Orrego.
El Mercurio (Archivo)
SANTIAGO.- La nueva política de restricción vehicular a catalíticos, que persigue evitar la contaminación en invierno en la Región Metropolitana y que pretende implementar el ministerio de Transportes ya tiene un primer detractor: nada menos que el intendente Claudio Orrego.
Lo anterior, debido a que la autoridad regional manifestó su desacuerdo con que la medida se aplique sólo a los autos que hayan sido fabricados hasta el 2012, mientras que desde ese año al presente estarían exentos.
"Nosotros hemos planteado, junto con otras autoridades también que preferimos que sea, al menos en una primera etapa para todos, porque los desafíos de fiscalización son enormes. Ya nos cuesta fiscalizar la restricción por número, imagínate además por año del vehículo. Acá hay que pensar en la implementación de las políticas y no sólo en el diseño académico de éstas", dijo a Emol.
Orrego añadió que a su juicio la medida puede ser percibida como injusta "porque quienes tiene plata para comprarse un auto nuevo va a poder circular y los que no, no podrán hacerlo".
Según explica su idea "es más democrática. Entonces yo creo que si queremos mejorar la calidad de vida tenemos que colaborar todos. Aparece como un esfuerzo más solidario y más justo".
El intendente detalló también que en Santiago mueren 1.600 niños prematuramente por contaminación y que a su juicio con estas medidas "estamos generando conciencia de lo que es hoy día, es la vida de los niños".
"Ya he hablado con varios ministros y quienes tenemos que fiscalizar este tipo de cosas sabemos que es muy difícil. Entiendo la racionalidad de incentivos que está detrás de la medida, pero al que le toca fiscalizar es al intendente y creo que esto no es muy práctico", sentenció.
