SANTIAGO.- Cuando Felipe Rodríguez (19) ingresó a hacer el servicio militar en 2014 su meta era una: terminar cuarto medio luego de haberlo reprobado en el colegio particular subvencionado que estudió hasta el año anterior y, luego, evaluar si seguir una carrera en el Ejército o ponerse a trabajar en otra cosa.
Sin embargo, nada de eso pasó. Felipe llevaba menos de un año en la tercera Brigada Acorazada La Concepción de Antofagasta –su ciudad natal y donde actualmente vive- cuando se enteró que la Universidad de Chile había abierto un nuevo programa de admisión especial dirigido a conscriptos que rindieran la PSU. Felipe no lo pensó dos veces y decidió postular.
"No todos tienen esa oportunidad en la vida, menos alguien que repitió cuarto medio y salió del servicio militar", reflexionó. Con esa determinación, terminó cuarto medio, rindió la prueba y superando todas sus expectativas logró ponderar 625 puntos. Con ese resultado, ya estaba dentro de la universidad estatal.
El programa de admisión del plantel se estrenó este año con el fin de ampliar las opciones de ingreso de distintos estudiantes, sin la necesidad de obtener un excelente puntaje en la PSU. De un total de 12 vacantes disponibles, dos conscriptos lograron cumplir los requisitos e ingresar a la carrera de Bachillerato. Es decir: pertenecer a los siete deciles de más bajos ingresos, estar cursando el servicio militar y obtener, a lo menos, 600 puntos en la PSU.
"Siempre quise estudiar en Santiago, más aún en la Universidad de Chile. Siempre he querido llegar lejos, por así decirlo, pero cuando repetí cuarto ese sueño se fue, porque alguien que repite cuarto no va a entrar a la U. de Chile, por ninguna parte; ésta fue la oportunidad perfecta", contó.
Del mismo modo, el joven conscripto se adelanta a aclarar por qué reprobó su último año de enseñanza media: "estaba pasando un período raro, me puse muy flojo y quería sólo carretear, entonces me di cuenta que así no sería nadie en la vida y decidí entrar al servicio para corregirme. Ahora creo contar con otras aptitudes que me van a ayudar en la universidad, como la disciplina, fuerza de voluntad e independencia".
Felipe se encuentra actualmente optando a una beca del ministerio de Educación para ver cómo financia sus estudios, con altas posibilidades de obtener alguna debido a su situación socioeconómica.
Felipe:
"Cuando repetí cuarto ese sueño se fue, porque alguien que repite cuarto no va a entrar a la U. de Chile, por ninguna parte; ésta fue la oportunidad perfecta"
También, debe buscar alojamiento en Santiago, el que pagará con la ayuda de sus padrinos, su hermana mayor que es enfermera y sus padres, con quienes vive en Antofagasta, además de una hermana menor. "De todos modos creo que tendré que buscarme un trabajo part time para cubrir mis gastos", señaló.
Aún no tiene claro qué carrera seguirá una vez que finalice el Bachillerato, pero dice que le gustaría continuar en Sociología o algo relacionado a Ciencias Políticas.
Con todo, el joven soldado reflexiona y concluye: "yo creo que la U. de Chile ha derrotado ese prejuicio de que sólo los que tienen plata pueden estudiar ahí, ha buscado otras opciones, soldados conscriptos, por ejemplo, que pueden tener otras aptitudes también".
"Pensaba que iba a seguir una carrera militar, pero cuando entre y vi la vida de un militar, me di cuenta que es muy distinta a como uno lo ve desde afuera. Decidí que ese no era mi camino. Ahora sé que tengo que mantenerme entre los mejores, pero ese no es un problema, porque siempre debemos tratar de ser un poco mejor", sostuvo.
De conscripto en Aysén a beneficiario de la gratuidad
Carlos Cazorla (23) es de esas personas que prefiere sorprenderse. Ingresó al servicio militar sin demasiadas expectativas, más que nada para "ponerme a prueba" y ver qué podía surgir más adelante. Como primer paso para cumplir aquello, decidió que su destinación fuera Punta Arena o Coyhaique, porque odia el frío. "Era una corazonada, en mi casa no entendían nada", admitió.
Finalmente, fue destinado a la región de Aysén. Así, relata que pasaron los meses cuando tomó la decisión de ingresar al Cuerpo Militar del Trabajo (CMT), que se dedica a la construcción de la carretera austral, y en paralelo, se enteró de la opción de ingresar a la U. de Chile a través del programa para conscriptos. También, siguiendo su "corazonada", decidió postular. ¿El resultado? 584 en Matemática y 627 en Lenguaje; estaba dentro de la universidad.
Días antes de obtener los resultados, cuenta que "llené mi formulario para postular a las becas estando en el CMT, donde no hay ningún tipo de señal, salvo un teléfono satelital y una antena que proporciona wifi pero muy lento. Era mi último día en el sur y al día siguiente empezábamos a trabajar cerca de una localidad llamada Villa O'Higgins, en las montañas, donde se construye un futuro paso fronterizo", relató.
Carlos:
"Llené mi formulario para postular a las becas en Aysén. No había ningún tipo de señal, salvo un teléfono satelital y una antena que proporciona wifi pero muy lento".
"Mi suboficial que estaba a cargo del campamento nos dijo a todos los postulantes que teníamos que llenar ese formulario, pero fue complicado. Al final, mi familia me tuvo que ayudar desde Santiago debido a la baja señal que tenía", agregó. Como Carlos se ubica dentro de los primeros deciles, sabía que podía estudiar con beca, por lo que el tema del financiamiento no le preocupada demasiado.
No obstante, a los pocos días recibió un llamado que daría un vuelco a sus expectativas: "Hola, soy el jefe de Admisión de la Universidad de Chile, te llamo para informarte que has sido seleccionado para estudiar con gratuidad".
Carlos no lo podía creer. "Estaba saltando en un pie y todos los mandos me felicitaban", reveló.
El joven soldado aún no decide qué estudiar una vez finalizado el Bachillerato, pero se inclina por Ingeniería Química o en Medio Ambiente. Independiente de sus dudas, sabe que su familia tiene puesta sobre él todas sus expectativas. Tanto su padre, abuela, bisabuelo y los tíos y primos con quienes vive en la comuna de la La Granja; su mamá falleció cuando tenía siete años y su padre, producto de una trombosis, puede dedicar su tiempo sólo a trabajos esporádicos. Pero Carlos confía en su "corazonada" y el futuro. Por algo fue el primer seleccionado para ingresar por esta vía a la U. de Chile, y el primero en matricularse.