SANTIAGO.- La escasez y los altos precios de los terrenos en el sector oriente han tenido una consecuencia directa en el Transantiago.
Las empresas de buses apenas cuentan con tres de sus 70 terminales en esta zona, por lo cual, parte de la flota que sirve recorridos en comunas como Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, La Reina, Ñuñoa o Providencia debe ser trasladada a diario para iniciar recorridos, lo que genera un mayor costo al sistema por la acumulación de "kilómetros muertos" o distancias recorridas sin pasajeros, señala
"El Mercurio".
Para enfrentar ese déficit, el Ministerio de Transportes anunció que todos los proyectos inmobiliarios comerciales (con más de 250 estacionamientos) o residenciales (con más de 350 aparcaderos) deberán mitigar su impacto vial con el financiamiento de recintos para buses en sus proyectos.
Esta exigencia es parte de los Estudios de Impacto al Sistema de Transporte Urbano (Eistu), que normativamente deben cumplir proyectos de esta escala, según lo dispone la Ley General de Urbanismo y Construcción.
Así, por ejemplo, el proyecto Territoria, de 37 mil m2 de oficinas y 1.200 estacionamientos que se construye en Encomenderos con Apoquindo (ver fotografía), deberá habilitar un espacio cercano a su acceso trasero que servirá de zona de regulación de buses del Transantiago. El estándar se replicará para todos los nuevos desarrollos inmobiliarios del sector y de otras zonas del Gran Santiago.
"(El sector oriente) es una zona muy congestionada, donde tenemos que promover el transporte público y necesitamos puntos de regulación y terminales. Es donde más dificultad tenemos y tenemos que mover buses de otras comunas para comenzar los servicios que están en la zona oriente. Aparte de tener muchos kilómetros en vacío, nos genera problemas de regularidad al poder despachar en un cabezal cercano a donde están esos servicios, lo que nos ayuda mucho para la regularidad, para mejorar la frecuencia y reducir los kilómetros en vacío, que es un costo para el sistema", explica el ministro de Transportes, Andrés Gómez-Lobo.
La magnitud de la infraestructura para buses que financien los privados tendrá directa relación con la envergadura del proyecto: los más grandes deberán mitigar su impacto con la construcción de terminales y los más pequeños con zonas de regulación.
Críticas
Para Javier Hurtado, gerente de estudios de la Cámara Chilena de la Construcción, cuestiona la medida. A su jucio, los desarrolladores privados "no tienen por qué hacerse cargo de un déficit histórico del Transantiago. Eso le corresponde a la autoridad. Por otra parte, enfocarse en un solo sistema de transporte, cuando en el sector oriente se usan mucho, no se relaciona con el impacto que puede generar un proyecto en esa zona. No puede ser que Transantiago financie sus mejoras con los aportes urbanos", opina.
Esta disposición generó discrepancias el año pasado entre los ministros de Transportes y Vivienda, debido a que el primero incluyó la posibilidad de mitigar el impacto vial con compra de buses y otras inversiones en Transantiago dentro del proyecto de ley de aportes, ingresado por Vivienda, que reemplazará a los Eistus, y generará mitigaciones universales a los proyectos, según su magnitud.
Tras la intención de incluir el transporte público en las mitigaciones, la ministra de Vivienda, Paulina Saball, envió una carta a "El Mercurio", en la cual clarificó que los recursos "no están destinados a adquirir buses, pues si bien estos podrían mitigar algunos impactos directos, la fórmula ha despertado suspicacias que preferimos desterrar de plano".