ANKARA.- Turquía ha reforzado las medidas de seguridad y aumentado los controles sobre los refugiados procedentes de Siria, esto tras los dos últimos atentados suicidas cometidos en Ankara y Estambul.
Los servicios de inteligencia y las unidades antiterroristas han comenzado a revisar los datos biométricos recogidos en las tarjetas de residencia de los más de 2,5 millones de sirios que viven en Turquía, según el diario Hürriyet.
El pasado 13 de enero, Nabil Fadil, un sirio que entró en Turquía como refugiado diciendo que su familia fue masacrada por fuerzas gubernamentales sirias, se hizo estallar en el centro de Estambul y mató a diez turistas alemanes.
El miércoles pasado Abdulbaki Sömer, un ciudadano turco de etnia kurda que entró en el país haciéndose pasar por un sirio con el nombre de Salih Neccar, se hizo estallar con un coche bomba que mató a 29 personas cerca del cuartel central de las Fuerzas Aéreas turcas en Ankara.
Estos recientes atentados suicidas cometidos por personas que recibieron tarjetas de identificación biométricas de las autoridades turcas, muestran que las medidas de seguridad han sido insuficientes, según las autoridades turcas.
Además de la revisión de las tarjetas ya expedidas, también se ha endurecido el control sobre quienes llegan desde Siria.
Se calcula que unos dos mil refugiados sirios han entrado al país desde la semana pasada sin registrarse ante las autoridades y sin recibir las tarjetas de identidad para residir en Turquía.