SANTIAGO.- El Juzgado de Garantía de Quilpué dictó el sobreseimiento definitivo del Pablo Undurraga, el principal imputado por el crimen de un lactante de tres días ocurrido en un ritual sectario en el Cerro Colliguay en noviembre de 2012.
Ello, tras acoger la solicitud de la defensa del realizador audiovisual, quien argumentó que al momento de los hechos su representado se encontraba con enajenación mental, enfatizando que por ello, no le cabe participación en el crimen ideado por Ramón Castillo Gaete –autodenominado "Antares de la Luz"- por estar exento de responsabilidad criminal.
Para probarlo, detalló una serie de pericias psicológicas a las que fue sometido el imputado -y principal discípulo del fallecido líder del grupo- durante la etapa investigativa, que confirman que Undurraga, al momento del homicidio, tenía un juicio de la realidad alterado.
El sobreseimiento fue resuelto por la magistrada Daniela Rodríguez Niño, quien consideró que "sin perjuicio que obviamente el tribunal no es un experto en psiquiatría, claramente hay un principio de inexcusabilidad legal que permite al tribunal pronunciarse en base a los antecedentes que han sido expuestos en la audiencia".
En la misma línea, la magistrado concluyó que con los antecedentes expuestos por la defensa, es posible concluir que el imputado sufría de delirio místico y trastorno delirante.
Anticristo
De acuerdo a la investigación que llevó adelante el fiscal jefe de Quilpué, Juan Emilio Gatica, durante casi tres años, la muerte del menor fue planificada por el fallecido líder de la secta, Ramón Castillo Gaete.
Según consta en las declaraciones de los imputados, el niño debía ser sacrificado, ya que -según reveló el maestro a sus seguidores- se trataba del Anticristo.
En su testimonio, Natalia Guerra y madres sel menos, aseguró a la policía que "toda la comunidad sabía que mi hijo tenía que ser asesinado después de nacer, que había que obedecer a Antares de la luz porque él era dios".
La diseñadora gráfica detalló que tras el nacimiento del lactante, fue llevada hasta el cerro Colliguay donde el grupo levantó un campamento a la espera del fin del mundo, previsto para el 21 de diciembre de 2012.
Una vez allí, relató, observó una excavación y una hoguera, agregando que "Antares le pidió a Pablo Undurraga que me llevara donde él.
"Mi hijo lloraba y no sé cuándo dejó de llorar. Yo estaba destrozada, pero Pablo Undurraga me decía que tenía que ser así, que era mi karma. Presentía lo que iba a ocurrir con el bebé, pero eran órdenes superiores. Antares había matado al bebé arrojándolo al fuego", confesó la mujer.