SANTIAGO.- Si bien los padres tienen una alta percepción del uso general del alcohol y el tabaco entre los adolescente, que sobrepasa el 90%, al ser consultados sobre el consumo de sus hijos las cifras disminuyen considerablemente a un 13% y 19%.
En el caso de la marihuana, cuya percepción de uso también sobrepasan el 90% entre los adolescentes, un 9% de los padres reconocieron que sus hijos consumen esta droga.
Estos datos fueron revelados en el estudio “Sustancias juveniles, percepción de los padres”, elaborado por la consultora Altura Management y Cadem, y que fue presentado en el coloquio “Adicciones, una realidad silenciada en Chile”, organizado por el Instituto de Políticas Públicas en Salud (IPSUSS), de la Universidad San Sebastián.
En la actividad participaron como panelistas Jimena Kalawski, jefa de la División Programática del Senda; Juan Andrés Mosca, psiquiatra y director de postgrado de la Facultad de Medicina de la U. San Sebastián, y Victoria Beaumont, directora de Altura Management y responsable del estudio.
"El factor de riesgo más importante tiene que ver con la permisividad y el temor de los padres de no saber cómo exponerse, cómo guiar la conversación como autoridad paterna. Y al final terminan cediendo. Y tenemos el padre que prefiere que su hijo inicie el consumo de alcohol en su casa o que plante la plantita de marihuana, porque siente que de esa forma está protegiéndolo", dijo Beaumont.
El análisis también demostró que los padres tienen una alta percepción del riesgo frente al consumo (90%), pero a la hora de reaccionar frente a esto, un 50% se molestó, pero dejaron pasar la situación.
En ese contexto, al preguntarles sobre "conversación con sus hijos", un 49% señaló que dialogan mucho, 33% bastante y un 10% nada. Esto para los expertos enciende una luz de alerta y un nuevo foco sobre el cual construir políticas de prevención del consumo de alcohol, tabaco y marihuana en los jóvenes.
"A mi juicio en un paradigma de que el Estado puede controlar las conductas mediante leyes, cuando la evidencia indica que ha fracasado en el control del acceso a las sustancias juveniles a través de las prohibiciones. Si ya tenemos la evidencia que las conductas no cambian a través de leyes, entonces no queda otra que volver al entorno familiar y el Estado focalizarse en lo que es el apoyo preventivo de los más vulnerables, quienes no tienen las herramientas para abordarlo”, agregó Beaumont.
En esa misma línea, el psiquiatra Juan Andrés Mosca sostuvo que hay un cambio generacional, por lo que la política y el discurso prohibitivo que propone los daños de las drogas como la primera línea de la restricción hoy está fuera de contexto "hay que enfocarse en los factores de prevención, en la comunicación intrafamiliar tratando de retardar el consumo, ya que en los jóvenes generan importantes daños".
Según la encuesta, la responsabilidad frente al consumo recae en los padres (65%), luego en el entorno familiar (84%), igual cifra para los amigos, y sólo un 17% en el Estado. No obstante, al preguntar por el rol en la prevención, el Estado aumenta a un 63% de preponderancia.
Al respecto, Jimena Kalawski, jefa de la División Programática del Senda, comentó que en los diálogos ciudadanos que han realizado una de las opiniones más recurrentes manifestadas por las familias son que "se necesita ayuda más especializada respecto a qué decir, o cómo enfrentar el consumo de sustancias de sus hijos. Y que están muy confundidos con la cantidad de mensajes, entre las drogas legales o ilegales y las estrategias de prevención y control que se utilizan para unas y no para otras".