Luciano Riquelme, El Mercurio
SANTIAGO.- "Algunos me han dicho que soy imprudente, que soy valiente, otros me han dicho que por qué arriesgo una estabilidad política. Pero yo no sirvo para quedarme sentado mirando lo que pasa. Necesito estar activo, y tengo mucha convicción y estoy dispuesto a trabajar por otros, en la medida que también tengan esa convicción".
En una entrevista a
"El Mercurio", el parlamentario -quien compitió en dos oportunidades por la presidencia de su ex partido y llegó a ser su secretario general- aseguró que su salida "no es una renuncia con elástico, porque esto no es una renuncia que se deba a una persona o a un nombre. Yo no vuelvo a la UDI".
"No renuncio porque esté Hernán Larraín ni tampoco voy a volver porque esté Jaime Bellolio. Mi renuncia obedece a que la UDI entera tiene que cambiar su forma de actuar en política y eso, lamentablemente, no es solo un cambio de nombre, sino de actitud. Es un proceso que va a tomar bastante tiempo, incluso, aunque Jaime Bellolio asuma la presidencia del partido en noviembre, va a requerir un tiempo para que la UDI vuelva al camino que yo creo que no debiera haber abandonado", añadió el diputado.
También explicó que su interés es construir un proyecto político que hable con la verdad y que sea coherente. Está consciente de que en Chile Vamos entienden su renuncia como un proyecto personal, que aspira a convertirse en una campaña presidencial de primera vuelta, por lo que -reconoce- ese debe ser su primer desafío. Y como no figura como una carta en las encuestas, recalca que falta gente que lo conozca.
Al preguntarle por qué no esperó a conocer el nuevo proyecto político del partido antes de dimitir, contestó que "ese proyecto que a mí, en líneas generales, me parece bien, respecto de un partido con perfil, que volviera a la acción, que recuperara la probidad, la austeridad, la formación de personas, al estilo que nos caracterizaba, a reconocer el fenómeno de la clase media emergente, sí me interpreta".
"Pero la puesta en práctica de eso la veo muy difícil. Ese nuevo proyecto político de la UDI tiene que ir encarnado por las personas que representan el nuevo ciclo. Claramente, no había voluntad de hacer cambios reales, porque mayo era el momento donde había que cambiar la directiva completa. Creo que la probabilidad de que todo siga igual es muy alta y eso uno lo percibe en distintas cosas", agregó.
¿Cuándo empieza a declinar el partido? "Perdimos la identidad en la elección presidencial con Ricardo Lagos, cuando nos bajó una ansiedad por llegar al poder y ahí se perdieron las convicciones en la UDI. Nos bajó la ansiedad de decir dónde están esos 30 mil votos. Eso fue un error, porque la gente votó por nosotros porque éramos coherentes. Pero de pronto empezaron a ver que de acuerdo con las encuestas dábamos una respuesta. Uno no puede gobernar ni en base a las encuestas ni a la ideología, sino en base al sentido común", expresó.