SANTIAGO.- Esta semana se celebra en Puerto Varas la XI cumbre de la Alianza del Pacífico, bloque económico compuesto por Chile, Colombia, Perú y México, basado en el libre tránsito de personas y capitales y que dio sus primeros pasos en 2012, cuando gobernaba Chile el ex Presidente Sebastian Piñera.
Y de hecho, se le ha dado la máxima importancia a esta cita: vienen los Presidentes de Perú, Ollanta Humala, de Colombia, Juan Manuel Santos, el de México, Enrique Peña y Nieto, Mauricio Macri de Argentina y Luis Guillermo Solís de Costa Rica en calidad de observadores, y el presidente electo de Perú, Pedro Pablo Kuczynski.
El Canciller de la administración anterior, Alfredo Moreno, participó en esas primeras reuniones que dibujaron el camino de la alianza, la cual fue mirada con distancia por diversos sectores de izquierda del continente. "El Gobierno de la Presidenta Bachelet partió con muchas dudas al respecto. Planteaban que esto era un poco ideológico, de gobierno que eran de un cierto sesgo, cosas que no se ajustaban a los datos", comenta.
Alfredo Moreno:
Creo que la Presidenta Bachelet se ha encontrado con una organización, y ella lo ha podido verificar, que es práctica, pragmática y útil, donde no se pierde el tiempo en grandes reuniones".
Ahora, el Parlamento chileno asumirá la presidencia pro tempore del bloque y Moreno destaca que hubo un cambio en la forma en que La Moneda se vinculó con la Alianza del Pacífico que, según califica, "es probablemente la mayor iniciativa de asociación exterior que tiene Chile".
-¿Cómo se gestó la Alianza del Pacífico?
Parte por una invitación del ex Presidente de Perú, Alan García, que apuntaba a una asociación basada en la libre movilidad de personas, bienes, servicios y capitales. Nosotros inmediatamente contestamos que sí. Pero las razones vienen de hace muchos años y coinciden con lo que se ha hecho por décadas: Chile optó por abrirse al mundo y los bloques regionales que teníamos cerca, como el Mercosur, optaron por cerrarse. O sea abrirse entre ellos, pero con un arancel externo muy alto.
-Ahora el Acuerdo del Pacífico cuenta con 49 observadores, entre ellos Argentina, un país miembro del Mercosur, cuyo presidente, Mauricio Macri, participará en la cumbre de Puerto Varas.
Desde el día uno hubo decenas de países observadores, entre ellos los principales del mundo, y la reacción de los países del Mercosur se vio desde un principio. En las primeras reuniones participó el vicepresidente de Uruguay. Lo que hace hoy el Presidente Macri es reafirmar el interés de esta manera que tiene el Acuerdo del Pacifico de relacionarse en la región. Hoy en el Mercosur existe una fuerza muy grande por volver repensar esa alianza, en especial con la nueva realidad en Brasil y Argentina.
-¿Qué se puede esperar de esta cumbre en Puerto Varas y de la presidencia pro témpore del parlamento de Chile?
La Alianza del Pacifico es una organización en construcción. Estamos caminando sobre caminos nuevos, hay que hacerlos. Al principio lo creamos, dimos pasos, no sólo con el libre comercio, sino con la eliminación de visas y la movilidad de capitales. Tratamos que los jóvenes se conocieran creando becas. Pero hay que seguir construyéndola y en eso Chile tiene una responsabilidad fundamental, ya que en ese camino de libertad económica, de apertura al comercio, de basarse en la actividad privada, tiene más recorrido que los otros países y tiene más conocimientos de las dificultades y beneficios. Esa ayuda hay que dársela al grupo.
-¿Pero existió un convencimiento en este Gobierno de la relevancia de la Alianza del Pacifico?
El Gobierno de la Presidenta Bachelet partió con muchas dudas respecto a esto. Planteaban que era un poco ideológico, de gobiernos que eran de un cierto sesgo, cosas que no se ajustaban a los datos, porque no podemos decir que el PRI es un gobierno de derecha y tampoco el del Presidente Humala. Pero había una estrategia de desarrollo regional que coincidía entre los cuatro países. Y también coincidían con la estrategia de los otros gobiernos de la Concertación. Creo que la Presidenta Bachelet se ha encontrado con una organización, y ella lo ha podido verificar, que es práctica, pragmática y útil, donde no se pierde el tiempo en grandes reuniones. Acá no hay discursos, se conversan algunas cosas, pero no hay discursos que no aportan nada. Estamos llenos de reuniones como ésa en el continente. El Gobierno cambió el temor inicial y comenzó a participar con más fuerza en eso. Esto hay que tomarlo con total entusiasmo: es comprobadamente positiva para el país, probablemente la mayor iniciativa de asociación exterior que tiene Chile.
-Han existido críticas en contra de la Alianza. Evo Morales señaló que era un instrumento de Estados Unidos, por ejemplo.
Todas esas críticas del primer momento, más bien basadas de que esto era ideológico, se han caído solas. La Alianza no ha necesitado contestarlas. Los hechos han demostrado lo que ha pasado en los países que han seguido un cierto derrotero y lo que han hecho otros. En esos países, en general, ha habido un cambio de gobierno o están iniciando un cambio de rumbo. Y todos están buscando una relación más abierta con el mundo.
-¿Sería un buen escenario que Brasil participe como observador?
Por supuesto. Más allá de ser observador, que es un paso simbólico. Lo que está haciendo Argentina me hace recordar al primer ministro de Canadá, que participó en las primeras reuniones. Pero lo relevante es después, cuando se encuentran las cosas que pueden generar un beneficio mutuo.
-¿Usted se atribuye el éxito inicial de la Alianza del Pacífico?
Es una de las cosas que miro con más cariño y más expectativas de beneficio presente y futuro de lo que hicimos durante esos cuatro años. Si se cuida, se apoya, se le pone el corazón, va traer muchos beneficios a Chile y la región. Más que atribuirse algo, es una cosa valiosa y me alegra que a muchos países les interese. Pero también internamente en Chile, donde la crítica inicial se ha ido diluyendo sola.
-¿Sería un error de los países miembros actuar como bloque político?
En la región abundan organizaciones donde se dan opiniones políticas. No creo que se necesite más organizaciones de esas, creo que se necesitan menos. Pero en ningún caso más: tenemos Unasur, Celac, OEA. Más allá que al existir una colaboración, intercambio económico, pueda generar que confluyan ideas comunes, la Alianza del Pacifico está basada en que la soberanía de los países no se ve debilitada más que en intercambiar libremente recurso y personas.