Los alumnos que estén en el sexto y séptimo decil pagarán menos que quienes estén en el octavo y noveno, y éstos a su vez menos que el décimo.
El Mercurio (archivo)
SANTIAGO.- Mientras no se llegue a la gratuidad universal, los alumnos que no tengan ese beneficio, pero estudien en una institución que adscriba a la gratuidad, deberán pagar un arancel diferenciado, dependiendo del nivel socioeconómico (decil) al que pertenezcan.
Así lo establece el
proyecto de ley de educación superior, que regula los aranceles de aquellas instituciones que tengan gratuidad.
Según señala el documento, las instituciones de educación superior podrán cobrar como máximo el arancel regulado "más un porcentaje adicional" a los estudiantes que no cuenten con la condición socioeconómica señalada.
Agrega que el porcentaje adicional que deben pagar los alumnos que no tengan gratuidad se establecerá "según la condición socioeconómica del estudiante".
Así, aquellos alumnos que pertenezcan al sexto y séptimo decil de menores ingresos pagarán hasta un 20% adicional al arancel regulado; y quienes estén en el octavo y noveno decil pagarán hasta un 60% más.
En tanto, las universidades no tendrán limitaciones para fijar aranceles en el caso de los estudiantes que estén en el décimo decil y de los estudiantes extranjeros sin residencia definitiva en Chile.
Estado limitará las vacantes de Ues con gratuidad
Junto con regular los aranceles, el Estado, a través de la nueva Subsecretaría de Educación Superior, también determinará las vacantes máximas de estudiantes de primer año que pueden recibir las instituciones que adscriban a la gratuidad.
Para esto, se considerará el nivel de acreditación institucional, el tipo de institución (universidad, instituto profesional o centro de formación técnica) y la cobertura regional de la educación superior.
Transitoriamente, se establece que el número de alumnos nuevos que reciban en el año 2017 no podrá superar en un 2,7% los estudiantes nuevos matriculados en 2016.
Esto dista, por ejemplo, de lo que ocurrió este año con la U. Católica Silva Henríquez y la U. Autónoma, que aumentaron fuertemente su matrícula de primer año, en un 36% y un 30%, respectivamente. Ambos son planteles privados que adscribieron a la gratuidad.