SANTIAGO.- Cuando el debate ya estaba tenso por cómo se financiaría la gratuidad en la educación superior, el año pasado las universidades protagonizaron una fuerte discusión, e incluso los planteles privados acusaron al Consejo de Rectores (CRUCh) de actuar como "un cartel".
Durante la tramitación de la Ley de Presupuestos se anunció que el Aporte Fiscal Indirecto (AFI), que se entrega a los que captan a los 27.500 mejores de la PSU, se reduciría en 50%, para aumentar los fondos de la gratuidad. Esto despertó el enojo de todas las instituciones, pero negociaciones lograron que la baja del AFI no afectara a las universidades pertenecientes al Consejo de Rectores, pero sí al resto de las instituciones. Por eso, los privados dijeron que serían los más perjudicados.
Lo anterior se confirmó ayer, según consigna
"El Mercurio", luego de la publicación de cómo se repartieron los montos del AFI 2016, que dispuso de $12.700 millones que llegarían a un total de 91 instituciones. Y de esos, $2.700 millones serán para 27 universidades privadas, mientras que el año pasado recibieron más de $6 mil millones. En definitiva, estos planteles dejaron de recibir un monto cercano a los $3.300 millones.
La que más AFI recibirá es la U. Adolfo Ibáñez ($542 millones), pero es también la más afectada, ya que el año anterior había captado por este concepto $1.247 millones; es decir, hubo una diferencia de $705 millones, ante una cantidad similar de alumnos.
La U. de los Andes se ve igualmente perjudicada: pasa de recibir $971 millones a $460 millones. "El recorte fue una mala noticia. Era un reconocimiento y un incentivo a la calidad de nuestros alumnos. Es difícil dejar de recibir más de $500 millones, especialmente cuando teníamos la expectativa de tenerlos. Tampoco nos pareció bien la forma en que se hizo, sin consulta previa", dice el rector José Antonio Guzmán.
Y añade que ante ese escenario decidieron "no quitar un peso a la docencia y a la investigación. Y tampoco reducir personal". Lo que hicieron fue "gastar menos en las unidades administrativas, postergar algunas inversiones y disminuir nuestra agenda de actividades de extensión y extraprogramáticas. Además, nos sentamos a conversar con nuestros proveedores para renegociar algunos contratos. A lo anterior tuvimos que sumar la ingrata medida de aumentar los aranceles en algunas carreras".
Otros casos
La U. Andrés Bello se vio también perjudicada, al dejar de recibir $425 millones. Y más allá de esta baja, el rector José Rodríguez, criticó igualmente la forma como se hizo el recorte. "Independiente de si el AFI es o no un buen instrumento, lo complejo fue que se decretó su disminución de forma repentina, sin discusión o algún aviso previo. Las universidades son organizaciones que requieren estabilidad para planificar sus presupuestos y operación, teniendo un mínimo de certeza", postula.
En tanto, Ricardo Carbone, director de Aprendizaje Institucional de la U. Alberto Hurtado, sostiene que "como sistema de asignación, el AFI no es bueno", porque depende del nivel socioeconómico de los jóvenes. Y añade, que "es importante saber cuál es el cambio que va a tener la asignación, y ojalá esté asociado a financiar en mayor medida a las universidades complejas".
Para este año se prevé una nueva baja del AFI y la reforma a la educación superior prevé la eliminación de este fondo. Entre los argumentos que han esgrimido para ello, es que el fondo es regresivo, pues premia a quienes captan a los mejores alumnos, y no entrega recursos a quienes educan a los que necesitan más apoyo.
Ante eso, la U. de los Andes anunció que tomarán medidas similares a las de este año. El rector añade que "en ningún caso nos quedaremos de brazos cruzados. Ya estamos reforzando el trabajo de consecución de donativos, a través de la asociación de amigos y del generoso apoyo de nuestros egresados".