SANTIAGO.- La suspensión del servicio del Metro en siete estaciones durante de la Línea 1, durante tres horas de la mañana de ayer, generó molestia entre miles de usuarios del sistema.
Las imágenes de los pasajeros agolpados en los paraderos esperando subir a los buses del Transantiago recordaron también las megafallas que afectaron al servicio durante 2014.
La situación reabrió el debate sobre la necesidad de descongestionar la Línea 1 (la más utilizada del sistema) con una nueva línea, idea que fue planteada por el Gobierno hace dos años, pero que ha registrado escaso avance.
"Yo les he solicitado que el estudio de esta nueva línea, la Línea 7, contemple bajo el liderazgo de Metro la utilización del mecanismo de concesiones, de modo de potenciar la participación del sector privado en el desarrollo de estos proyectos", dijo Michelle Bachelet el 5 de noviembre de 2014 al anunciar un plan de inversiones en infraestructura de transporte.
Según los expertos, la necesidad de esta nueva línea -que iría paralela a la Línea 1, por lo menos en un gran tramo- no surge debido a las reiteradas fallas que ha presentado el servicio en el último tiempo, sino que producto del colapso del tren subterráneo que recorre Providencia y la Alameda como única posibilidad de viajar en sentido oriente-poniente.
Rodrigo Troncoso, investigador de Libertad y Desarrollo, señaló que "efectivamente cuando el Metro falla se nota más que está funcionando a bastante capacidad. Y no sólo se puede observar en eventos como éste: a diario en la hora punta la Línea 1 ya va bastante saturada, por lo que se justifica completamente la construcción de una vía alternativa".
"Por ejemplo en el caso de Londres, con una red más extensa, allá también se producen fallas, con más frecuencia que en el caso de Santiago. Pero en Santiago son mucho más traumáticas porque hay pocas alternativas. Son pocos los recorridos que yo, dentro de la red de Metro, puedo reemplazar", agregó.
Para el investigador, la construcción de una Línea 7 "se trataría de una inversión con rentabilidad social positiva".
Por su parte, el ex director del Transantiago, Raimundo Cruzat, concordó con Troncoso en que "la necesidad de contar con una línea que sea al menos paralela en un tramo importante con la Línea 1 es una realidad independiente de las fallas" que el servicio de Metro pueda tener.
El colapso, según Cruzat, es evidente y recordó que próximamente comenzarán a operar las nuevas líneas 3 y 6, además de las extensiones en otras líneas. "Todas esas incorporaciones, si es que no existe una línea paralela, la verdad es que va a hacer colapsar a la Línea 1", comentó.
Para el ex director del Transantiago, la alternativa más natural a la construcción de una séptima línea es "usar la superficie (...), pero desgraciadamente la calidad del servicio que hay en la superficie no tiene nada que ver con la calidad del servicio en el metro, por lo que a mi juicio es una solución parche".
En tanto, Alejandro Torres, director de la Escuela de Obras Civiles y Construcción de la Universidad Central, recalcó que la "idea de la Línea 1 surgió a fines de los 60’ para una determinada demanda, entonces la oferta que tiene hoy la Línea 1 no satisface la demanda actual que requiere".
El ingeniero civil también consideró como una opción a la Línea 7 los buses en la superficie, dado que los recorridos en la Alameda y Providencia hacen los mismos tramos que el tren subterráneo. "El problema es que no funciona adecuadamente porque la gente no confía en el servicio de las micros".
De esta forma, la única solución viable sería la Línea 7. "Todas las soluciones de transporte público a nivel mundial van en la línea de construir líneas de metro, que afecten en lo más mínimo el transporte superficial, por la sencilla razón de que el transporte por la superficie ya está completamente colapsado", no sólo en Santiago, sino en todas las grandes ciudades del mundo.
