Restos del avión CASA 212.
Héctor Aravena, El Mercurio.
SANTIAGO.- Un nuevo peritaje al que accedió
El Mercurio ratificó parte de las conclusiones respecto a la caída del CASA 212 en el archipiélago de Juan Fernández ocurrido el 2 de septiembre de 2011. Según el documento, "la causa se identifica como un pérdida de control total de la aeronave, provocada por la tripulación al situarla en condiciones meteorológicas absolutamente adversas e inestables, en vuelo a baja altura (no superior a 198 metros)".
A casi cinco años de la tragedia, que dejó a 21 muertos, las conclusiones de la Junta Investigadora de Accidentes (JJA), las pericias de Arbus Military y los informes meteorológicos, entre otros, fueron ratificados por un nuevo peritaje encargado por los familiares de los fallecidos.
De acuerdo a los análisis del perito Ronald Stanly, especialista en seguridad de vuelo de la FACh, uno de los factores que contribuyó en él siniestro fue la desfavorable situación meteorológica imperante en el archipiélago.
El informe indicó que la aeronave, en su paso por el canal Santa Clara, se encontró con vientos cruzados -donde se originan torbellinos- provocando gran "inestabilidad de la atmósfera y fuertes corrientes de aire ascendentes y descendentes".
Sin embargo, la tripulación encargada del vuelo no fue informada de las malas condiciones cuando estos se estaban aproximando a la isla.
El nuevo peritaje cuestiona al aeródromo por la falta de equipamiento y personal con "debida competencia para proporcionar información de condiciones climatológicas".
En cuanto a las normas y manuales que existen hoy se concluyó que "no existe un procedimiento para tripulaciones que incluya las alturas mínimas, cartas de navegación visual y un circuito de tránsito para la aproximación y aterrizaje en áreas peligrosas en este aeródromo".
Además no existe un procedimiento de planificación del vuelo CASA 212 que se dirigía a Juan Fernández.
El peritaje además da cuenta de la labor de la FACH y "se aprecia una situación de complacencia entre los niveles institucionales involucrados, sobre todo en la falta de control del cumplimiento de los manuales, normas y procedimientos que desencadenaron el accidente".
Personalidad de los pilotos habría influido
Este último perito -a diferencia de los anteriores- indica que la cabina del avión era "autocrática" no sinérgica.
El informe indicó además que las personalidades de los tenientes Carolina Fernández y Juan Pablo Mallea dificultaron "el trabajo en equipo y no fueron considerados en su totalidad".
Esto provocó que "en una situación adversa, la pérdida de conciencia situacional de los pilotos, con efecto negativo en el análisis y en la toma de decisiones que podría explicar lo referente a los errores observados en la ejecución de las maniobraras en el lugar del accidente".
Además se concluyó que el accidente era "fácilmente evitable si se tomaba la decisión de subir de altura para evitar los efectos de las masas de aire si se ascendía el nivel por sobre las cumbres de los cerros de la isla Santa Clara".