SANTIAGO.- Este lunes, el Juzgado de Garantía de Quilpué revisará el arresto nocturno que desde abril de 2014 cumple Natalia Guerra Jequier, la madre del menor sacrificado en un ritual sectario en el cerro Colliguay en noviembre de 2012.
Ello, luego que la defensa de la mujer solicitara audiencia para discutir la sustitución de dicha medida precautoria por arraigo nacional.
De acuerdo a las razones que expondrá el defensor penal público, Claudio Pérez, la joven ha demostrado permanentemente "un adecuado cumplimiento del arresto domiciliario", lo que da cuenta "de su absoluta disposición de seguir cumpliendo con la medida decretada".
"Adicionalmente, a la fecha, la imputada se encuentra trabajando y el control de la medida de arresto domiciliario se realiza generalmente en horas de la madrugada, lo que impide un adecuado descanso de mi representada, cuestión que puede generar eventualmente un bajo desempeño durante su jornada laboral", argumenta el requerimiento ingresado al tribunal.
Desde el inicio del caso, la defensa ha intentado establecer que su representada es inimputable y por ello, ha intentado que sea sobreseída en dos oportunidades, lo que ha sido rechazado por la Corte de Apelaciones de Valparaíso.
Para justificar su pretensión, el defensor público ha aludido a tres peritajes psiquiátricos y un peritaje psicológico que "son concordantes y coherentes en que la señorita Guerra Jequier se encontraba en un estado de enajenación mental al momento de la ocurrencia de los hechos".
Incluso, según el escrito, existe un informe emitido por la UEPI del Hospital Philippe Pinel, de fecha 17 de marzo de 2014, sobre la peligrosidad de Guerra que concluye que la joven presenta "grave alteración de las facultades mentales", detallando que durante el sacrificio, la imputada presentaba una alteración transitoria del juicio de realidad gatillado por el contexto de alto nivel de estrés.
Todo ello, debido a las amenazas en contra de su integridad física y el efecto tóxico derivado del consumo de alucinógenos.
Antares de la Luz
De acuerdo a los antecedentes reunidos por el fiscal Juan Emilio Gatica, Guerra -formalizada en 2013 por parricidio- habría participado junto a otras siete personas en el sacrificio del hijo que tuvo con el líder de la secta, Ramón Castillo Gaete, autodenominado "Antares de la luz", y quien se suicidó en Perú en mayo de 2013, tras conocerse el crimen.
Lo anterior, porque según reveló el maestro a sus seguidores, el niño debía ser sacrificado porque se trataba del Anticristo.
En su testimonio, Guerra aseguró a la policía que "toda la comunidad sabía que mi hijo tenía que ser asesinado después de nacer, que había que obedecer a Antares de la luz porque él era dios", por lo que fue trasladada junto a la comunidad hasta el cerro Colliguay, donde el grupo levantó un campamento a la espera del fin del mundo, previsto para el 21 de diciembre de 2012.
"Presentía lo que iba a ocurrir con el bebé, pero eran órdenes superiores. Antares mató al bebé arrojándolo al fuego", confesó la mujer.
