"En la medida en que los campamentos no sean prioridad para el Estado, no vamos a ver cambios, independiente del gobierno de turno" dijo la directora de Techo-Chile, Valentina Latorre.
Oscar Ordenes, El Mercurio
SANTIAGO.- La directora social de Techo-Chile, Valentina Latorre se refirió al aumento de personas que residen en campamentos a lo largo del país, recalcando que estos espacios se podrían cerrar en 38 años si es que no llegan a vivir más personas a estos.
"Dramática" fue la palabra con que Latorre definió la problemática de los campamentos en el país. Puesto que según la actualización de catastro desde 2011 hasta la fecha son más de 11 mil las familias que pasaron a vivir en este tipo de residencias.
En entrevista con el Diario El Sur la directora de la fundación insistió en que "subimos de 27 mil familias en 2011 a 38.700 en 2016. Eso significa que queda un 41% de estas familias que no han sido catastradas por el Estado".
Según indicaron desde Techo-Chile, desde 2011 en la Región del Biobío desde el 2011 hasta hoy, las familias que viven en campamentos han aumento de 5.500 a 7.510.
La cantidad de campamentos ha disminuido a nivel regional pasando de los 145 a 132 espacios, Sin embargo, ha habido un aumento en la cantidad de familias que viven en cada uno compuesto por un total de 2.000 aproximadamente.
Actualmente la tarea que lleva adelante Techo es -entre otras- ir actualizando constantemente los datos, con el objetivo de favorecer las circunstancias para la creación de políticas públicas efectivas.
En esa línea, Latorre aseguró que "en la medida en que los campamentos no sean prioridad para el Estado, no vamos a ver cambios, independiente del gobierno de turno. Una de las acciones fundamentales es actualizar las cifras del Estado, que es lo mínimo ya que se tienen que encargar del problema".
"Se tiene que pensar de manera integral, no sólo de vivienda", dijo la directora de Techo.
Cuando se contabiliza un campamentos, las familias empiezan a recibir ayuda social, pero la dificultad está cuando empiezan a llegar nuevo grupos que no están catastrados.
"Si no entrara ninguna familia más, recién en 38 años terminaríamos de sacar a todos los que viven en los campamentos y cerrarlos. sin embargo, lo que sabemos es que cada año salen más o menos 900 familias y entran cerca de 2 mil", añadió Latorre.
Es por esto, que la fundación ha realizado un llamado a pensar en el problema actual de los campamentos en su totalidad. Ya sea en viviendo, trabajo y seguridad social, entre otros.