SANTIAGO.- Hace cuatro años salvó a Sebastián Piñera. Le tendió la mano, mientras el entonces Presidente se precipitaba desde un montón de escombros recién demolidos en Bajos de Mena, el sector más vulnerable de Puente Alto y uno de los guetos de pobreza más dura del país.
Entonces se veía a Germán Codina (RN, 42 años, casado, cuatro hijos) como el "delfín" político de Manuel José Ossandón, que con su apoyo había logrado retener el municipio de la populosa comuna, histórico bastión de izquierda que el hoy senador había conquistado en el 2000.
"Es la clase política...", dice sin falsos complejos a "El Mercurio". El domingo pasado se coronó como el principal vencedor del país. En esta elección municipal sacó un impresionante 80% y 70.000 votos —20.000 más que el 2012—, además de siete de los diez concejales que tiene la comuna; todos de la lista RN.
Siente que los puentealtinos valoraron su trabajo, y aunque competía por segunda vez contra Soledad Barría, la ex ministra y amiga de la Presidenta Michelle Bachelet, la abstención, esta vez, golpeó a la Nueva Mayoría.
Como alcalde, Codina profundizó el sello social e introdujo innovaciones como la escuela de tenis para niños que dirige Fernando González o la atención nocturna —hasta medianoche— que el municipio ofrece, una vez al mes.
Hace 16 años, este administrador público de la Universidad de Chile llegó a Puente Alto con Ossandón, y a su alero forjó su vocación social y política.
"Tenemos mucha sintonía, comparto su visión de que las autoridades tengan 'calle', combatan los abusos y estemos al servicio de la gente, lo que a veces tenemos son diferencias de opinión en la forma, en cómo dice las cosas", explica del ex senador RN y hoy precandidato presidencial, que se resiste a una primaria con Piñera.
"Sé que sus opiniones son un poco impulsivas", dice conciliador de su amigo, "producto de su afán de que las cosas cambien de una vez, no es mala intención".
—Es bien leal, usted. En política pasa mucho que cuando crecen, los hijos quieren "matar" al padre...
—Somos partner con Ossandón, lo conozco y sé el tipo de persona que es. Tomo este triunfo con mucha humildad, estoy muy agradecido de los que fueron a votar, pero siento una tremenda responsabilidad. El lunes junté a todos los equipos y fui grupo por grupo agradeciendo la labor que hicieron estos 4 años y les dije que este 80% es un llamado a seguir mejorando, a hacer una autocrítica y ver qué mejorar.
—En Chile Vamos celebran sus triunfos, especialmente de clase media como La Florida, Maipú y Puente Alto. ¿Cree que efectivamente la conquistaron?
—Chile Vamos obtuvo triunfos emblemáticos, como esta mayoría histórica en Puente Alto, pero son elecciones mucho más localistas. La política es muy dinámica y no existen conquistas; hoy se está saboreando el dulzor del triunfo, pero no hay que echarle tanta azúcar al café que nos dé diabetes. La abstención y el descrédito de la política y del Estado son situaciones muy complejas, no hay que cometer el error de ver esto como un gran triunfo.
—¿No es esto un "batacazo" que agiliza la carrera a La Moneda?
—Para nada, incluso el mío es un muy buen resultado, pero el verdadero trabajo es consolidarlo en el largo plazo.
"No podemos estar peleando entre nosotros"
—Entonces, ¿cómo lee usted estos resultados, el éxito de la oposición y la derrota del Gobierno?
—Veo que la gente está cansada de las autoridades que tienen más sesgos ideológicos que soluciones para sus problemas. Evidentemente, hay un rechazo al Gobierno y hoy hemos sido la mejor opción los que estamos en Chile Vamos, pero si no hacemos un trabajo profundo para construir un país más justo y le damos guerra a la corrupción, seguirán aumentando la abstención y el descrédito. El ciudadano siente que nadie soluciona sus problemas, que las leyes no castigan al delincuente, tampoco los tribunales; que algunos que administran sus recursos se han visto involucrados en escándalos, está lo de las AFP, la cantidad de hospitales anunciados y sin construir.
—¿Qué debería hacer la centroderecha?
—Debemos consolidar una alianza que dé garantías de estabilidad, es muy necesario hacer esfuerzos por la unidad, que en Chile Vamos se respeten las diferencias. No podemos estar peleando entre nosotros. El próximo gobierno tiene un panorama tremendamente complejo, tendrá que dar muchas muestras de transparencia y tomar decisiones muy rápidas porque cuatro años son muy poco. Se necesita un Presidente que haga funcionar el país, pero en conexión con las necesidades de la gente. En eso Ossandón tiene más fortalezas que Piñera.
—"Unidad" es una palabra que sonó mucho esta semana y es un talón de Aquiles histórico en la centroderecha. ¿Cómo la entiende usted?
—La unidad es respetar que hoy nuestra coalición ha crecido hacia el centro, que hay personas que estamos mucho más en el centro político, que queremos tener un espacio y que se nos respete aunque pensemos distinto. Debemos respetar la pluralidad y las formas deben ser las adecuadas.
—¿Y comparte las formas en que el senador Ossandón ha manifestado sus discrepancias ahora y durante el gobierno de Piñera?
—En política muchas veces cuesta levantar opiniones distintas si no es con una postura franca y clara. Ossandón ha tratado de marcar un liderazgo y algunos se han sentido dolidos. Como lo conozco, lo entiendo, es una persona apasionada y comparto su preocupación por la gente, por un Estado más eficiente, por no defender al que se defiende solo, sino a los más pobres y a la clase media. Le sirve a Chile Vamos y a Chile tener personas que dicen lo que piensan, que son honestas. Lo bueno de Ossandón es que uno sabe lo que quiere, mientras otros no lo dicen.
—¿Se equivocó al salirse de RN? Usted no lo siguió, ¿por qué?
—No seguí el mismo camino, porque son realidades distintas. Él lo hizo buscando garantías para una primaria que a mí me gustaría se pudiera desarrollar, pero tampoco hay que dramatizarlo, sucedió con Lavín y Piñera y no fue malo; al contrario, puede proveerle al sector de otros votos.
—Esta semana, el senador Ossandón se abrió a la posibilidad de ir a primarias, dice que lo está observando. ¿Es factible que se produzca?
—Está dentro de las posibilidades y les pido al resto de los aspirantes que tratemos de buscar acuerdos al interior de la coalición. Si yo puedo ser puente entre Piñera y Ossandón, feliz de colaborar para que haya unidad y entendimiento. Es muy importante que Chile tenga el gobierno que se merece, que el crecimiento llegue a todos, que haya verdadera igualdad de oportunidades; muchos se llenaron la boca con la superación de la pobreza, pero las cifras muestran que en los últimos años hemos retrocedido más que avanzar.
—Ossandón dijo que ya juntó las 35.000 firmas para su candidatura independiente. ¿Es cierto? ¿Qué haría usted en ese caso como alcalde RN de Chile Vamos?
—No me creo con la superioridad moral de recomendarle a nadie qué hacer. Primero hay que buscar la unidad e intentar resolver esto en una primaria. Creo que Ossandón debe poner sus condiciones y el resto ver si las acepta; si no, estará en su legítimo derecho de buscar otra alternativa. Y si Piñera gana en la primaria, habrá que apoyarlo y alinearse.
—¿Vio ese mismo ánimo en el piñerismo? Estuvo esta semana en la celebración que el ex Presidente hizo en su casa, ¿por qué quiso ir?
—Le dije a Ossandón que iba a ir, porque uno tiene que buscar espacios de diálogo, también era una señal para el equipo de Piñera que la gente de Ossandón esté dispuesta a trabajar en conjunto. Si quiere ser Presidente de la República, la primera señal es hablar con su propio sector. Lo está entendiendo y demostrando capacidad de llegar a acuerdos y superar diferencias, porque el Cote quiere lo mejor para Chile y no deberíamos farrearnos la oportunidad de tener un Presidente como él.
—¿Se sintió un poco "extranjero" en el corazón del piñerismo?
—No, pero evidentemente era el único "no piñerista", y se ríe. "Encontré un ambiente distendido, de harta camaradería, el ex Presidente me trató de manera muy respetuosa, hasta bromeó con esa caída que tuvo en Puente Ato y cómo yo lo atajé.