SANTIAGO.- Jorge Sharp a ratos sigue pareciendo el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Valparaíso, cargo que alcanzó en 2008. Lleva barba, el pelo un tanto largo, jeans gastados, camisa fuera del pantalón, una mochila carreteada, un estilo informal en el trato.
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El Mercurio, se puede ver que cuando camina por la calle Esmeralda de Valparaíso la gente le hace sentir que ya es el nuevo alcalde. Lo abrazan, se toman selfies, lo invitan a reunirse con jubilados, con bomberos, le preguntan si va a ir a la marcha de "No+AFP", que está a punto de comenzar en el puerto.
Sharp tiene 31 años, es abogado, magallánico, amigo de Gabriel Boric, miembro del movimiento autonomista, fanático de Inti-Illimani y, claro, hoy todos saben que dio la gran sorpresa en las municipales. Pocos apostaban que ganaría con un 53% de los votos, superando al alcalde Jorge Castro (UDI) y a Leopoldo DJ Méndez, el candidato de la Nueva Mayoría.
Fue la carta del movimiento Valparaíso Ciudadano, que realizó una primaria que lo convirtió en candidato. Está convencido de que las ideas de la derecha “van en retirada” y que la Nueva Mayoría durante el gobierno de Michelle Bachelet vivió un verdadero “divorcio frente a los movimientos sociales”.
Él cree en la conformación de un Frente Amplio, que signifique un "espacio político nuevo con vocación democrática".
Sharp ahora entra al café La Fontana, saluda con abrazo al mozo, quien se dice “sharpista”
—¿Creían de verdad que iban a ganar la elección?
—Por esa cantidad, no. Teníamos la sensación y lo veíamos en la calle. Lo que se expresó fue una década de trabajo de organizaciones y movimientos sociales. Es la sociedad organizada la que en Valparaíso le pegó un cachetazo a la política tradicional. Se articularon fuerzas donde está el movimiento Autonomista, Revolución Democrática, el Partido Humanista, el Partido Igualdad, fuerzas sociales, como el Pacto Urbano La Matriz o el Movimiento de Defensa de Valparaíso. Es la alianza política y social más amplia que se ha articulado fuera de los partidos tradicionales. No fue una mesa de negociación ni un acuerdo de café. Y tenemos objetivos de corto, mediano y largo plazo. La idea es generar una confluencia que le haga frente al neoliberalismo en Chile y que sea capaz de desdibujar los márgenes de la política actual, presa de la inercia del binominalismo.
—Usted dijo que su triunfo es un cambio histórico. ¿Por qué?
—La política tradicional en la comuna tiene redes clientelares y cada vez son más resistidas. Hay una indignación transversal por el estado en que se encuentra la ciudad. Y se combina con factores nacionales. Acá la gente está indignada porque la ciudad está sucia, pero también porque las AFP les meten las manos a los bolsillos.
—¿Se está conformando una nueva izquierda independiente de la Nueva Mayoría?
—Sin duda. Hoy lo que se ha venido construyendo a partir de este ciclo de movilización y de la deslegitimación de la política tradicional es un campo político nuevo, de izquierda, con vocación de transformación democrática, que tiene como objetivo, y eso va a costar, el ser gobierno. No es el modelo de un país latinoamericano determinado, no es el modelo español, es nuestra forma de entender las cosas, es el modelo chileno, es como llamamos acá “la vía porteña”.
—¿Fue irresponsable el oficialismo al presentar a DJ Méndez?
—Creo que hacer un juicio de responsabilidad me parece que es reducir hoy el problema que tiene. Lo que está pasando va más allá de Leo. Tiene que ver con sectores de la Nueva Mayoría, que siguen siendo representantes y voceros del empresariado más que de las mayorías. Lo veo en Ignacio Walker, Gutenberg Martínez, Mariana Aylwin. Lo veo en la puerta giratoria entre partidos y directores de empresas, de AFP, de clínicas privadas.
