SANTIAGO.- Mientras prepara su viaje a Marruecos, para participar de la Cumbre del Clima COP 22, el senador Guido Girardi (PPD) analiza la actualidad desde la perspectiva de los cambios culturales que abordará en el próximo encuentro del Congreso del Futuro y cómo estos influyen en la política.
"Está muriendo la vieja civilización y está intentando emerger la nueva cultura. Para mí, esto es clave en todos los aspectos del futuro de Chile, porque el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos constituye una crítica a una élite, o al establishment, a instituciones, a intelectuales, a científicos y a medios de comunicación, que no fueron capaces de leer las señales del cambio y que más bien se quedaron anclados en la vieja civilización, marcada por el pensamiento cartesiano, vertical, jerarquizado. Y el mismo debate, que también veo en Europa y simbolizo en el Brexit, lo veo en Chile", afirma a "El Mercurio".
—En este contexto, ¿a quién ve con mejores capacidades para enfrentar este cambio? ¿Ricardo Lagos o Alejandro Guillier?
—Entre más diversidad de actores tengamos en competencia, mayor es la riqueza del sistema, pero no tengo ninguna duda de que Guillier representa también el castigo a una cierta sociedad progresista que siente que su élite no fue capaz de dar respuestas adecuadas a sus expectativas. Por una parte, es evidente que Alejandro Guillier ha ganado una legitimidad muy importante en el mundo ciudadano, pero él tiene también que demostrar que tiene capacidad de gobernar en la complejidad del siglo XXI. Lagos, por otra parte, creo que más bien inspira a mucha gente una cierta certeza y garantía de gobernabilidad, pero su desafío es recuperar la confianza de su mundo y su espacio cultural progresista.
—Lagos inició su campaña, pero —según las encuestas— esto no se ha reflejado en un repunte en su apoyo.
—Yo quiero valorar que Ricardo Lagos en el último tiempo haya abandonado su sitial de confort en la representación de algo que, creo, nadie pone en duda: que es una persona inteligente, con liderazgo, con capacidad de decisión y que tiene, por así decirlo, el respaldo de sectores muy transversales de la élite chilena. Que lo apoye Jorge Awad o Jaime Ravinet, me parece bien; pero lo importante para Ricardo Lagos es recuperar la confianza de su mundo cultural. Por eso, me parece interesante lo que ha dicho en materia de jugarse por el aborto terapéutico, de recuperar una parte del discurso del mundo progresista, de no más AFP.
Lagos debe ser Sanders
—¿Cuándo y cómo debería decidir el PPD a su candidato presidencial?
—El PPD ha ido acompañando a Lagos en este proceso, y pienso que el que tiene que tomar decisiones más que el PPD es Lagos. Queremos que él represente un proyecto progresista que es parte del proyecto del PPD, queremos que se discuta ese proyecto y que genere épica y movilice a la gente.
—¿Qué le falta a Lagos?
—Tiempo.
—¿Confía en que sepa leer el nuevo mundo? ¿Cree que pueda revertir esa crítica a la élite de la que hablaba en el caso estadounidense?
—Yo creo que la visión de establishment que no fue capaz de entender el mundo que venía fue Hillary Clinton. En las primarias, el Partido Demócrata perdió la oportunidad de tener un líder como Bernie Sanders, que sí estaba conectado con la nueva sociedad. Y Lagos debe resolver si quiere ser Hillary o Sanders. Lagos debe ser Sanders. Creo que Trump fue capaz de dar una respuesta —que no me gusta, porque la encuentro populista— a una insatisfacción profunda de la sociedad y a un quiebre con la sociedad. Por eso, creo que Ricardo Lagos debe tomar las decisión de ser el líder del mundo que se va o del mundo que viene.
"Sálvese quien pueda"
—¿Qué le pareció la declaración de seis presidentes de la Nueva Mayoría condenando el rechazo del Partido Comunista a la propuesta del gobierno por reajuste?
—Lamentablemente, en política también hay una dimensión de oportunismo, y cuando perdemos la capacidad de ofrecer un proyecto país, de liderazgo claro, y dado que al Gobierno no le va bien, bueno. En política se está con el campeón hasta que pierde, y surge la tentación de abandonar el barco. Uno debe tener un sentido de responsabilidad. Yo puedo ser un crítico de lo que sucede en el Gobierno, pero es mi responsabilidad no abandonar el barco. No es el momento de anteponer intereses particulares.
—¿El PC está abandonando el barco?
—Siento que el PC ha tenido en la historia de Chile una gran seriedad y responsabilidad política, y apelo a esa historia.
—¿Cree, entonces, que tuvo una caída?
—Pueden haber crisis, pero es como una golondrina que no hace un verano. Debemos ser capaces de entender mejor nuestra diversidad y trasnformarla en una oportunidad.
—El PC perdió casi cien mil votos en la elección municipal. ¿Cree que eso haya influido en su comportamiento de esta semana?
—Pienso que puede ser que la crisis delegue también una responsabilidad del conjunto de la coalición de no ofrecer gobernabilidad. Y si no somos capaces de ofrecer gobernabilidad y conducción en la crisis, van a terminar primando los intereses particulares y los sálvese quien pueda. Puede que haya algo de eso, evidentemente, puede que haya insatisfacción. Yo, lo único que digo es que estamos todos en el mismo barco y que si al barco le entra agua, seguro nos va a afectar a todos. Por lo tanto, todos los esfuerzos que cualquiera de los partidos haga, ya sea la DC para autocongelarse, marcar una diferencia, o eventualmente el PC, o el PS, o el PPD, son esfuerzos estériles, porque para el país hay una sola coalición y nos va a pasar la cuenta a todos.
—¿Qué pierde la Nueva Mayoría sin los comunistas?
—La Nueva Mayoría pierde sin la sociedad, sin el movimiento social, sin el mundo intelectual, científico o cultural, porque se reduce a un grupo de partidos. Y la opinión de los ciudadanos respecto a los partidos no es la mejor en este tiempo. Todos los movimientos deben evolucionar. No creo que la respuesta sea la tradicional de la izquierda de los años 60. Creo que la izquierda tradicional tiene aspectos importantes que están vigentes, como la lucha contra la desigualdad, pero ha tenido conflictos poderosos con la lucha por la libertad y sigue siendo un proyecto muy antropocéntrico.
—¿Lo dice por el PC?
—Totalmente, y todos nosotros, como tradición de la izquierda. No veo por ninguna parte la respuesta al siglo XXI.
"La CUT tiene tanto anacronismo como los partidos"
—¿Qué le parecieron los insultos de la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, al ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, durante el debate del reajuste?
—Creo que Bárbara Figueroa y los sindicatos pertenecen más a la tradición que a la novedad, al igual que los partidos. La CUT tiene tanto anacronismo en relación a los trabajadores como los partidos en relación a la ciudadanía. Y tengo mucho respeto por Bárbara Figueroa, pero me parece que cometió una equivocación muy de fondo, en cómo abordar los problemas del país.
—¿Cree que debería haber un cambio del gabinete político, como dijo el senador Alejandro Guillier?
—Puede pasar por un cambio de personas, pero es sistémico. No tiene sentido cambiar las personas si no se cambia la manera de hacer las cosas y de vincularse con el mundo social.