SANTIAGO.- El año pasado fueron las becas Nuevo Milenio II y III –que se crearon para los estudiantes de los IP y CFT sin fines de lucro– y este año la Beca Bicentenario, que el Gobierno pretende extender a los alumnos de las universidades privadas fuera del CRUCh, para evitar que la oposición impugne la glosa de gratuidad ante el Tribunal Constitucional.
Eso, sumado a la implementación de la gratuidad, ha implicado varios cambios en poco tiempo al sistema de financiamiento de las instituciones de educación superior.
El vicedecano de la Facultad de Educación de la U. Católica y experto en educación superior, Andrés Bernasconi, tiene una visión crítica de esta forma de operar del Ejecutivo y advierte que esto genera una gran "incertidumbre" en las instituciones de educación, que incluso ha llevado a algunas a estar "paralizadas".
"El sistema no tolera no tener estabilidad en el financiamiento, y esta cosa de que, por el tema de la glosa de gratuidad, todos los años el Gobierno se ponga creativo, y comience a crear nuevos programas de becas, o quitarlos, extenderlos, achicarlos, pone a las instituciones en una incertidumbre financiera muy grande que, en la práctica, ha llevado a algunas a la paralización", afirma Bernasconi a Emol.
"El sistema de educación superior ya no tolera, no aguanta no tener estabilidad en el financiamiento"
Andrés Bernasconi, Educación UC
Sobre este punto agrega que "a las universidades les ha sido difícil la contratación de profesores y y el desarrollo de proyectos porque no tienen reglas del juego claras (...) Yo he estado visitando universidades que están haciendo planificación estratégica para los próximos 5 años y es súper difícil hacerlo, porque tienen una incertidumbre total de cuánta recursos van a tener".
A su juicio, ése es "uno de los males" por legislar el tema de financiamiento de la educación superior a través de una glosa de la Ley de Presupuesto y no en una ley permanente.
Una "jungla" de becas
Otro problema que ve el experto, relacionado con lo anterior, es la gran diversidad de becas y créditos, además de la gratuidad, que entrega el Estado a los estudiantes de la educación superior (cerca de 20), todas con distintos montos y requisitos, lo que –según afirma– se vuelve muy complejo de administrar para las instituciones.
"En todas las evaluaciones externas que se han hecho –del Banco Mundial, de la OCDE–, una de las cosas que se critica al sistema es esta jungla que tiene de distintos instrumentos, que hay que ser súper especialista para entender cómo funciona cada uno, y que son además difíciles de administrar por las instituciones, tienes que tener una burocracia en la universidad solamente dedicada a entender este sistema", señala.
Agrega que "además cada estudiante tiene un 'precio' distinto, porque cada uno tiene un paquete financiero dependiendo de en qué año entró, a qué carrera, cómo está el arancel de referencia, entonces es administrativamente muy complejo de sostener".
A su juicio, "lo primero que debiera hacer el próximo Gobierno en educación superior es ordenar la cuestión financiera y establecer instrumentos que tengan una cierta garantía de estabilidad". "Una simplificación de las becas y de los créditos ayudaría mucho a hacer el sistema más navegable y comprensible para todos", subraya.