SANTIAGO.- La edad promedio de un migrante que llega a Chile es de 34,4 años; el 72,6% tiene menos de 40 y más de la mitad son hombres. Así lo da a conocer el estudio de Migrantes Latinoamericanos en Chile realizado por los académicos de la Universidad Católica Jeanne Lafortune y José Tessada y que será presentado hoy en el Centro de Estudios Públicos (CEP).
"Me vine porque mi papá ya estaba acá y no iba a estar solo. Además, el país tiene una de las mejores economías de Latinoamérica, es estable, tiene seguridad, calidad de vida y eso me llamó la atención", afirma Richard González (29), administrador de empresas e inmigrante venezolano que arribó hace diez meses en busca de oportunidades laborales y más seguridad que en su natal Caracas.
Del universo de los inmigrantes en Chile, Venezuela ocupa el séptimo lugar en cuanto a los países de origen de los extranjeros encuestados. Casi el 50% de los forasteros vienen de Perú, seguido por Colombia, Haití y República Dominicana.
Según el estudio que contó con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y al que
"El Mercurio" tuvo acceso parcial, el 17% posee permanencia definitiva, el 8% tiene visa de turista, que le permite quedarse tres meses e incluso trabajar; y solo el 6% está sujeto a contrato (la visa más fácil de obtener para inmigrantes).
Los datos también se centran en el tiempo necesario para que un extranjero regularice su situación en el país. Allí se evidencia que a mayor tiempo desde la entrada a Chile, menos probable es que su situación legal sea problemática. Sin embargo, entre los migrantes que arribaron hace más de cuatro años, un seis por ciento aún no regulariza su caso.
La encuesta en que se basó el estudio fue realizada en Santiago, de forma telefónica (142 personas) y presencial (439), con levantamiento de datos en lugares de alto flujo de foráneos (como Extranjería, la Plaza de Armas y La Vega Central).
"Esta encuesta está centrada en Santiago, pero tiene una muestra de casi 600 migrantes, y sobre todo se les hacen preguntas en áreas que no están tradicionalmente incluidas en otras encuestas", plantea José Tessada, académico de la UC y uno de los autores de la investigación.
Constitución de hogares
Casi la mitad de los entrevistados (47%) pretende quedarse en Chile de manera indefinida. Este porcentaje alcanza el 50% tras enfocarse en individuos que han llegado hace más de seis meses. En cuanto a aquellos que lo hicieron hace menos tiempo, cerca de un tercio planifica permanecer menos de dos años.
Tessada dice que "estos datos no garantizan la experiencia de un migrante promedio, pero dan una noción de cómo es la transición en términos laborales y sociales".
En el ámbito de la salud, el 44% de los consultados no tiene seguro, mientras que el 49% está en Fonasa y solo un seis por ciento aparece inscrito en el sistema privado.
De los afiliados al sistema público, más del 60% se registró en un centro de salud. Sin embargo, entre aquellos que no tienen seguro médico una fracción mucho menor se anotó, lo cual genera un acceso mucho más limitado a estos tipos de servicios.
En el anticipo del avance del estudio también destaca que los encuestados viven en su mayoría (66 por ciento) en hogares de 2 a 4 personas.
Relaciones personales
La muestra evidencia que hay una integración social limitada entre chilenos e inmigrantes. Un poco menos de la mitad de los sondeados tienen pareja. De ellos, solo el 13% posee dicho vínculo afectivo con un nacional. A pesar de que los inmigrantes declaran que sus expectativas en términos de acogida en Chile se cumplen en un 89%, perciben cierto grado de discriminación. Los extranjeros sondeados le pusieron una nota 2,1 al nivel de discriminación, siendo la nota 1 mucha percepción de discriminación.
"Los migrantes reconocen que están mejor ahora que lo que estaban antes. Eso también indica que, pese a todo, no lo han pasado tan mal y que ha habido una perspectiva de mejora", concluye Tessada.