Pasajeros esperan embarcar en el aeropuerto de Santiago.
El Mercurio (Archivo)
SANTIAGO.- Entre US$10 mil y US$200 mil puede llegar a costarle a una aerolínea un episodio protagonizado por un pasajero problemático durante un vuelo. A esto se le puede agregar violencia física o verbal contra tripulantes y molestias a los pasajeros.
Éstas son algunas de las razones por las cuales las compañías aéreas que operan en Chile solicitan la necesidad de crear un registro de los pasajeros disruptivos, una especie de "lista negra" que impida a la personas volver a viajar en esa aerolínea.
El pasajero disruptivo, como se le llama en el rubro aéreo, son personas que "no respetan las reglas del código de conducta a bordo de una aeronave o no siguen las instrucciones de los miembros de la tripulación (...) afectando la seguridad del vuelo", según la definición que provee la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
Sin embargo, actualmente no existe una normativa mundial sobre el trato a este tipo de pasajeros, por lo que los protocolos a seguir de los tripulantes está sujeto a las leyes del país en el que esté registrado el avión.
Este tema se ha vuelto cada vez más prioritario entre las preocupaciones de las aerolíneas, debido al alza que se ha registrado en este tipo de episodios en los últimos años. En sólo un año, en Chile los casos han aumentado en un 50%, pasando de ocho en 2015 a 12 en lo que va del año. La cifra es más preocupante a nivel internacional. En diez años, los incidentes anuales pasaron de 500 a 10.854.
Por esta razón, el conjunto de aerolíneas que operan en Chile anunciaron la creación de una mesa de trabajo entre las compañías aéreas, los organismos regulatorios y parlamentarios que abordará este tema a partir de enero y donde se debatirá sobre la creación de un registro de pasajeros problemáticos.
Este sistema ya se utiliza en algunos países y depende de la compañía y del caso en particular por cuánto tiempo se le niega el servicio a la personas que causó anteriormente disturbios durante un vuelo.
Air Canadá, por ejemplo, los llama "bad passengers" y si quienes la incluyen desean volver a abordar un avión suyo deben redactar una carta de descargos, la cual será analizada por el departamento de seguridad.
En Aerolíneas Argentinas existe algo parecido; la "Watchlist", la cual integra la vedette Vicky Xipolitakis por la polémica generada en 2015 luego de que supiera que los pilotos la dejaron ingresar a la cabina durante el despegue e incluso manejar la aeronave.
En los aeropuertos de Colombia, por ejemplo, ya están regulando el consumo de alcohol en los recintos, considerando que el 27% de los casos de los pasajeros disruptivos se trata de ingesta excesvia de alcohol.