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Autor de estudio sobre "sesgo" en colegios: "En Chile el tono de la piel es una barrera para muchas personas"

Jorge Manzi calificó como "una señal de alarma" los hallazgos de su investigación, que demostró que los alumnos morenos son percibidos como "menos competentes" que sus compañeros blancos.

21 de Diciembre de 2016 | 17:23 | Por Natacha Ramírez, Emol
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Jorge Manzi advierte que la publicidad y el lenguaje contribuyen al prejuicio hacia las personas morenas.

El Mercurio
SANTIAGO.- Como "una señal de alarma" calificó Jorge Manzi los resultados de su investigación, que demostró que existe un “sesgo ante el tono de la piel” al interior de los colegios chilenos, es decir, que se tienen expectativas distintas acerca del desempeño de los estudiantes, dependiendo de qué tan "blancos" o "morenos" son.

El estudio, que está incluido en el libro "Abriendo las puertas del aula: Transformación de las prácticas docentes" –editado por el CEPPE de la U. Católica y Ediciones UC– comprobó que "los alumnos morenos son considerados como menos competentes que los blancos", independiente de su género, edad y condición socioeconómica.

Manzi, quien es director de MIDE UC e investigador principal del CEPPE-UC, confiesa que si bien "esto es algo que uno no querría encontrar, porque constatar un prejuicio no es deseable; por otro lado, si no sabemos que eso ocurre podemos seguir ingenuamente por la vida creyendo que todo el mundo tiene igualdad de oportunidades, cuando no las tiene".
Por eso, dice que este estudio ayuda a tomar consciencia de que "esto está pasando ahora" en el país, ya que "hasta ahora, no teníamos documentación de que eso era tan cierto".

A su juicio, "Chile es una cultura donde el tono de la piel pasa a ser una barrera para muchas personas, y no estamos hablando de razas, estamos hablando del tono de la piel, a veces de un grado (...) Eso ha hecho una diferencia en la vida para las personas que tuvieron la 'mala fortuna' –en términos del estereotipo dominante– de que su piel no fuera del tipo que le habría más puertas".

Agrega que "cuando miramos la publicidad, todo lo que es ‘bonito’ tiende a ser de piel muy clara, ojalá rubio (...) Y los de piel más oscura son objeto de bromas, están todos los sobrenombres basados en el tono de la piel, y se va generando la sensación de que las personas de piel oscura son distintas, psicológicamente, del resto de la gente, y que, incluso educacionalmente, están menos preparadas para tener éxito en la vida".

Tomar consciencia del prejuicio


El experto hace ver que, hasta ahora, en el sistema educacional chileno toda la atención ha estado puesta en la brecha socioeconómica y, más recientemente, en el sesgo de género; pero afirma que ahora se agrega un nuevo elemento –el sesgo por el tono de la piel–, que también termina impactando en el rendimiento de los alumnos, y que ocurre en todas las aulas del país, independiente del nivel socioeconómico de los estudiantes.

"Nosotros mostramos algo muy interesante, tanto si el colegio atiende sólo a chicos de ingresos altos o de ingresos bajos, al interior del aula, a los niños de piel más clara les va mejor que los niños de piel más oscura; porque al interior de una sala siempre va a haber gradaciones de piel y los más morenos lo pasan más mal, en el sector socioeconómico alto o bajo", afirma.

Aunque erradicar ese estereotipo de la sociedad se ve una tarea ardua, Manzi plantea que, al menos en los colegios, se pueden comenzar a tomar medidas concretas para evitar que este sesgo termine afectando a los estudiantes.

Una de ellas es preparar a los profesores (por ejemplo, a través de talleres), primero, para que sean conscientes de que pueden tener este prejuicio y, luego, entregarle herramientas para que minimicen el riesgo de que éste se manifieste en su trabajo con los alumnos. Por ejemplo, si corrige una prueba, podría no tener a la vista el nombre del niño, "para asegurarse que no está, ni siquiera inconscientemente, trayendo a colación su prejuicio".

Otro foco debiera ser ayudar a los alumnos que tienen la piel más oscura a fin de evitar que se autoconvenzan de que están en desventaja. Para esto, dice que es importante guiarlos para que "interpreten adecuadamente sus fracasos académicos" y no los atribuyan a esa situación.

A eso se suma entrenar a los profesores para que puedan manejar el uso de los sobrenombres por parte de los alumnos. "Que por lo menos en el aula no se permita usar algunos sobrenombres, por lo menos los más negativos. Eso ayuda a que el espacio público esté menos contaminado de ideas que recuerdan discriminaciones", afirma el académico.