Este lunes se entregaron los puntajes de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), pero como todos los años, para muchos estos resultados no fueron los esperados. Solo la Región Metropolitana superó los 500 puntos de promedio PSU, un puntaje que es insuficiente para el ingreso a la mayoría de los establecimientos de calidad y prestigio internacional.
“Frente a un mal puntaje, lo primero es evitar culpas. Recriminarse a sí mismo, al colegio o la prueba, no sirve de nada. Las personas que triunfan no hacen eso”, comenta Patricio Pulgar, psicólogo y director de Vocacional, organismo que guía a los estudiantes en su elección dentro de la educación superior.
El profesional agrega que el siguiente paso es ponerse de pie y corregir errores. Diseñar una estrategia 2017 que permita tomar el mal resultado como una oportunidad y un desafío.
"Si bien tendrá un punto de partida distinto al esperado, la meta no tiene por qué alterarse”, afirma.
Quienes recibieron un resultado inesperado tendrán un próximo año más difícil, señalan desde Vocacional, pero lo importante es tomarse este resultado de una manera desafiante y darle peso a las estrategias a seguir.
Buscar un plan B
Si el estudiante no obtuvo el puntaje para la carrera y/o la universidad que quería, una forma correcta de enfrentarlo es apoyarse en expertos para buscar las opciones más convenientes.
Ante los resultados, el alumno siempre debe tener un segundo plan de acción, o incluso un tercero.
“Lo importante es que independientemente de los resultados, los jóvenes vean posibilidades de acción y no se queden paralizados. Las acciones podrán ser elegir entre distintas carreras, trabajar o combinar el trabajo con prepararse en un preuniversitario, entre otras alternativas”, aconseja Juan Pablo Swears, psicólogo de la organización.
Por otro lado, Pulgar invita a los estudiantes que recibieron resultados por debajo de lo esperado, a revisar las estadísticas de educación superior ya que los datos les pueden entregar mayor calma.
“Verán que no son una minoría y que los que entraron a la Universidad o al Instituto no tienen nada asegurado, ni siquiera los que dicen haber entrado a lo que querían”, señala sobre la realidad en la educación superior.