SANTIAGO.- El estadounidese Tom Parson vuela aeronaves Boeing 747 desde hace 25 años. Hoy está en Chile como piloto del Supertanker, el avión antiincendios más grande del mundo. En medio de la segunda jornada de operaciones en el país, hace una pausa para conversar con
"El Mercurio" en el Grupo 10 de la FACh.
Y pese a que aterrizó hace solo dos días en Pudahuel, ya extrajo una conclusión: la situación es compleja y se debió recurrir antes a este tipo de aeronave.
"La situación es muy mala, hay mucho fuego y malas condiciones (...) Obviamente necesitamos más aviones", comenta Parson. Incluso, asegura que Chile debería utilizar una flota de aeronaves de distintos tamaños para las emergencias.
Parson plantea que la veloz extensión de los siniestros es poco común, incluso comparada con otras experiencias."Estuvimos en Israel y en algún minuto ellos tuvieron 1.600 incendios ardiendo (...) En EE.UU. hemos trabajado en temporadas de incendios muy dañinas, pero esta es realmente mala. No vemos esto muy seguido", reconoce.
El piloto detalla que las descargas de agua suelen hacerse a 200 metros, altura ideal para el efecto retardante. Acá habría sido a cerca de 100 m, por las características de la emergencia.
A juicio de Parson, la geografía chilena no es un impedimento determinante para el Supertanker. Al respecto, grafica con que suelen volar sobre parajes montañosos en California y Colorado.
Marcos Valdez, piloto proveniente de Texas, es otro de los miembros de la tripulación de la aeronave. Asegura que en terreno el mayor problema ha sido la escasa visibilidad. "El desafío era la geografía y ahora lo es el clima", afirma. Las descargas de líquido -dice- no pueden realizarse mirando el radar, sino que con el terreno a la vista.
Lo anterior ha dificultado las labores, pese al apoyo de un avión CASA de la FACh que sirve como guía.
"La visibilidad es baja y hay mucho humo; cuando hay demasiado no es seguro para ninguna nave", comenta. Valdez asegura que ellos obedecen a Conaf y la prioridad es la seguridad de las personas.
Operaciones
Luego de sus dos despegues del miércoles, se esperaba que ayer el Supertanker ejecutara hasta seis operaciones antes de las 20:30 horas. No obstante, solo tres fueron realizadas.
"Las condiciones del clima no han sido favorables. El avión CASA ha ido a sobrevolar distintos puntos de descarga y no ha podido identificar los puntos con más certeza", dice Magdalena Moreno, directora de Fundación Viento Sur, entidad que coordinó la llegada del Boeing 747 al país.
El Supertanker despegó por primera vez a las 9:55 horas. Liberó dos descargas en Hualañé (Maule) y aterrizó nuevamente en Santiago a las 10:57 horas. Previamente sobrevoló Vichuquén, sin poder lanzar agua en el sector.
Ocho compañías de Bomberos, de seis cuerpos distintos, cargaron nuevamente el avión con líquido. Y lo hicieron en un tiempo que ellos consideraron "notable".
"Nuestro mejor tiempo eran los 23 minutos del primer día; hoy (ayer) lo hicimos en 14. Para nuestras máquinas, el sistema de abastecimiento y que no estamos acostumbrado a tanto manejo, es tiempo récord", destaca Ricardo Figueroa, capitán de la 8ª Compañía de Bomberos de Quinta Normal Pudahuel Sur.
Sin embargo, pese a la velocidad de la recarga, la dificultad para fijar objetivos impidió que el cisterna despegara nuevamente hasta las 15:00 horas, cuando se desplazó a Linares.
Según el comandante de grupo de la FACh Vicente Donoso, la ausencia de viento fue otro factor que complicó los despegues: "Queda una especie de niebla sobre el lugar que impide que uno pueda descender y observar con mayor detalle el punto donde se debe arrojar el líquido".
El Supertanker llegó de regreso a las 17:57 horas a Santiago, momentos después de haber perdido comunicación con la base de la FACh. La última operación del día se inició a las 18:44 horas, nuevamente rumbo a Linares. Fue en vano: no pudo lanzar agua en el sector por problemas de visibilidad y en su lugar realizó descargas en las comunas de Hualañé y Colbún. Hoy, el Boeing 747 iniciará sus operaciones desde las 8:30 horas.