SANTIAGO.- Luis Valencia tiene hoy 21 años. Pasó dos tercios de su vida bajo los cuidados del Servicio Nacional de Menores (Sename). Ingresó por protección antes de los cinco años buscando un lugar donde vivir y salió justo antes de los 18, ya no como un niño vulnerado, sino como un infractor de ley tras ser liberado de un régimen de Internación Provisoria.
El sacerdote Nicolás Vial, presidente de la Fundación Paternitas, quien desde hace más de treinta años se dedica a reinsertar niños con pasado delictual, según consigna
"El Mercurio", cree que el sistema no ha estado a la altura de las necesidades de los individuos que llegan en búsqueda de ayuda.
Según un estudio realizado por la Fundación San Carlos de Maipo, que busca combatir la pobreza y la delincuencia desde la infancia, uno de cada dos reos de la población penal adulta pasó por un centro de menores durante su infancia o adolescencia. La investigación concluye que más del 50% de los jóvenes egresados de algún centro por responsabilidad penal juvenil reincidirá antes de los 24 meses.
El sacerdote Vial asegura que la cifra se puede percibir a simple vista: "No necesito tener un estudio para creer que perfectamente uno de cada dos presos pasó por Sename, y más (...) Es realmente penoso".
Para Marcelo Sánchez, director de la Fundación San Carlos, la investigación demuestra el "fracaso de las políticas públicas" y afirma que el problema se agrava, considerando que los jóvenes que pasan por esos centros son propensos a desarrollar conductas delictuales o conflictivas que de no haber entrado posiblemente no habrían desarrollado.
"El Sename, sin la intervención terapéutica adecuada, lo que hace es catalizar estas conductas disruptivas. O sea, corrompe más que sana. En el mejor de los casos, no hace nada".
La historia de Luis da cuenta de ello. Tras la separación de sus padres fue enviado a un hogar del Sename y lo derivaron a diversas familias guardadoras. Pero, ninguna pudo contenerlo. Así fue como a los 9 años comenzó su precoz vida delictual robando en supermercados. A los 12, ya recorría las calles de Santiago con pistola en mano.
A los 14 lo detuvieron tras robar un millón de pesos en una sucursal de "Sencillito". En esa ocasión, calificaba dentro de la edad punible por la Ley 20.084 de Responsabilidad Penal Adolescente y fue derivado a un sistema de supervisión de régimen semicerrado.
A los 16 años asaltó, junto a su hermano, una joyería y fue sorprendido. Esto le costó ser enviado a un Centro de Internación Provisoria mientras se investigaba su causa. Su hermano se fue a cumplir tres años de pena efectiva a un recinto penal del sistema adulto.
Falta tratamiento especializado
El director Marcelo Sánchez es crítico de la situación: "El sistema está al debe con los niños menores de 14 años. Al año, cerca de 5.000 menores son devueltos por los tribunales a sus familias por ser inimputables. Muchos ni siquiera son pasados por tribunales. Esto principalmente porque para ellos no hay una oferta técnica especializada, como sí lo hay para los mayores de 14 con la terapia multisistémica".
Lo anterior se da porque la Ley 20.084 no define sanciones ni procedimientos para los niños entre 8 y 14 años que hayan cometido ilícitos penales. Es decir, son inimputables, pero igual son enviados a centros del Sename que están inicialmente previstos para los niños con vulneración en sus derechos.
La presidenta de la Asociación Nacional de Funcionarios del Sename, Alicia del Basto, señala que "un niño al que sus padres lo han abandonado convive con nombres como el "Cisarro" y todos esos chicos que han sido de conmoción pública". El último estudio elaborado por el Sename para determinar el número de niños como Luis -que egresaron de protección para ser reingresados al sistema bajo alguna medida de justicia juvenil- data del año 2012.
Este indica que de los 20.111 que ingresaron por estar vulnerados en sus derechos y que egresaron ese año, 1.600 reingresaron al sistema, pero ahora por ser infractores de ley. De ellos, el mayor porcentaje había ingresado a protección inicialmente no por haber delinquido, sino por encontrarse en situación de calle o de trabajo infantil. El 77% de ellos comenzó a desarrollar dentro del sistema conductas que antes no desplegaba.
Hace poco más de un año, Luis cometió su último delito. Fue detenido pero nunca llegó la denuncia de la víctima, y sin esta faltaron pruebas para imputarlo. Días antes de ese hecho, la Fundación "Proyecto B" -que busca reinsertar laboralmente a jóvenes infractores de ley- se había propuesto encontrarle trabajo y se lo consiguieron. Gracias a ello, Luis forma parte, por ahora, de ese 50% que aún no cae en cárcel adulta tras salir del Sename.