SANTIAGO.- Indignación. Ese es el concepto que más se repite entre quienes han conocido el caso de Wanda Virginia Romero Eissmann (36), la mujer que vendió por $1.500.000 la virginidad de su hija de sólo 12 años en 2015 a Luis Arnaldo Salinas Herrera (45), y posteriormente recibió mensualmente entre 150 mil y 200 mil de parte de este sujeto por mantener encuentros sexuales con la joven víctima.
Pero la "relación comercial" entre Romero y Salinas no es nueva, sino que tiene larga data. Así lo reveló ayer la fiscal de la zona metropolitana Centro-Norte Mariela Cid, durante la formalización de cargos en contra de los dos imputados por los delitos de promoción o facilitación a la prostitución reiterada y violación reiterada de menor de 14 años.
Lo anterior, porque según relató la denunciante e hija mayor de la mujer, ella también había sido iniciada en el comercio sexual por su progenitora, con el mismo sujeto.
Según el relato a los detectives de la Brigada Investigadora de Delitos Sexuales y Menores (Brisexme), la primera violación de Salinas a la joven comenzó –al igual que su hermana- cuando ella era menor de edad, situación que no volvió a ocurrir en el tiempo, pues desde 2015 las agresiones sexuales del sujeto pasaron a la pequeña de 12 años.
De acuerdo a los antecedentes del caso, las agresiones sexuales en ambos casos ocurrían en presencia de Wanda Romero Eissmann, quien posteriormente recibía un pago por facilitar las violaciones.
Es más, ella trasladaba a la afectada desde la comuna de La Pintana –donde residen- hasta la calle San Isidro de Santiago, donde arrendaba un departamento exclusivamente para esos fines.
"La niña lo ve como algo normal"
La subprefecto de la Brisexme, Claudia Domínguez, reveló a Emol que Romero también ejerce el comercio sexual y que por eso inició a ambas hijas en esta actividad.
"La niña afectada no lo encontraba malo, porque una niña de esa edad que le das dinero y si se lo está dando la mamá. Es un ambiente de normalidad para ella. Ambas están sociabilizadas en un ambiente en que se genera el comercio sexual. Ahora una niña de 13 años no es capaz de discernir si es bueno o es malo. Hacer esto a cambio de dinero es algo que ellos lo asocian como normal. De hecho la menor afectada reveló que su madre le daba mesadas", explicó.
Para la jefa policial, éste "es un caso bien aislado, porque se da en un ambiente de este contexto. Lo que sí nosotros vemos mucho son las menores que se explotan sexualmente a cambio de dinero, regalías y drogas y muchas de ellas se encuentran en situación de calle y sobreviven con el comercio sexual. La mayoría son de hogares".