SANTIAGO.- Son varias semanas de conversación vía Whatsapp las que están siendo analizadas por los efectivos del Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar), desde los teléfonos celulares incautados en la denominada "Operación Huracán".
Hoy
El Mercurio destacó algunas de las supuestas comunicaciones entre los detenidos y que fueron interceptadas por los policías, las que dan cuenta –además de la internación de armas desde Argentina-, la preparación de uno de los ataques a camiones en Temuco.
En ellas se pueden observar dos conceptos que se repiten, éstos son "guluche" y "viernes de fuego".
Según se desprende de las comunicaciones, el primero –que quiere decir araucano de Chile- es una contraseña y saludo con la que el líder de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), Héctor Llaitul, se comunicaba con sus supuestos cómplices luego de cambiar de chip en sus teléfonos celulares.
"Te envío varios chip sólo para que nos comuniquemos. Sólo usarlo tres días y quemarlo. Clave guluche", es parte de la supuesta conversación de Llaitul, que recibe el nombre de "negro", con Jaime Huenchullán Cayul, dirigente de la denominada Comunidad Autónoma de Temucuicui, apodado "Matute" en el chat.
Asimismo, la frase "viernes de fuego" también es usada por el líder de la CAM y haría referencia a la primera fecha de ataque incendiario contra la empresa de camiones "Calafquén", ubicada a 10 kilómetros de Temuco.
"Guluche. Programaste viernes de fuego", le dice Llaitul a Huenchullán, en conversación el domingo 6 de agosto y éste le responde que el miércoles "me reúno con mi gente".
De acuerdo a las conversaciones el día 10 de agosto, el concepto de "guluche" también es utilizado para saludar. En esa jornada la operación es aplazada por Huenchullán, debido al mal clima y a la presencia de policías en el sector.
La situación molestó a Llaitul, quien responde con letras mayúsculas: "COMO?? QUEDAMOS QUE EL VIERNES. LA CAUSA ES LA AUTONOMÍA DE NUESTRO PUEBLO Y TE PASÉ PLATA". A lo que el comunero responde "no fue mucho".
Finalmente el ataque incendiario se concretó en la madrugada del 19 de agosto, es decir al fin de semana siguiente dejando pérdidas por cerca de US$ 4 millones.