VALPARAÍSO.- El primer debate presidencial en que participaron los ocho candidatos a La Moneda no sólo estuvo marcado por los enfrentamientos que expusieron ante el público o por los discursos sin mayores sorpresas que presentaron ante la audiencia, sino también por aquellos detalles que no se vieron frente a las cámaras de televisión que le dieron un toque de humor, pero también de rudeza al encuentro.
En el evento organizado por la Asociación Nacional de la Prensa desarrollado en el Congreso Nacional llegó primero el senador Alejandro Guillier, cerca de las 17:00 horas. Mientras que los últimos en arribar fueron Beatriz Sánchez (Frente Amplio) y Sebastián Piñera (Chile Vamos).
Para recibirlos el equipo de protocolo del Congreso habilitó el sector de la cafetería del Senado para el cóctel, mientras que uno de los pasillos se usó para el maquillaje.
Ya todos preparados se realizó la conferencia de prensa previa al debate. Allí el momento de tensión se dio con Eduardo Artés (Unión Patriótica) y José Antonio Kast. Ya que el segundo lo quiso saludar, sin embargo, el profesor se negó asegurando que no estaba dispuesto a darle la mano a "un fascista". Este mismo episodio se repitió en el encuentro con los medios de comunicación que se realizó ya terminado el debate.
En tanto todos los otros candidatos se saludaron en la previa, excepto Sebastián Piñera y Carolina Goic (Democracia Cristiana) que recién se encontraron en el ensayo y ahí compartieron una cordial bienvenida.
Mientras se realizaba el foro los que mostraron más cercanía fueron Sánchez y Guillier, que mantuvieron pequeños diálogos en plena transmisión televisiva y luego en comerciales. Según confesó la representante del Frente Amplio "tiramos la talla" al estar sorprendidos de que tras tantos años de conocerse en su labor periodística ahora sus puntos de reunión sea ambos como candidatos.
La periodista también cruzó palabras con Piñera fuera de micrófono. Según contó ella, el ex Presidente le dijo que le iba a mandar una foto de cuando ella tenía "como 15 años" haciendo referencia a una vez que lo entrevistó cuando trabajaba en radio.
A varios los acompañaron familiares como a Marco Enríquez Ominami (PRO), quien habló frente a la presencia de su esposa Karen Doggenweiler y su hija. A Alejandro Guillier llegó a acompañarlo su hijo Andrés Almeida, quien participa en la mayoría de los actos de campaña de su padre, o al menos los más significativos. Lo mismo que Sebastián Piñera y su hija Magdalena, con quien incluso se trasladó desde Santiago.
José Antonio Kast (independiente) sólo estuvo acompañado por sus asesores, pero antes de responder su primera pregunta le mandó saludos a su esposa que "me está viendo por televisión desde Iquique".
Piñera envió un verdadero equipo de avanzada, entre los que estaba la ex vocera de Gobierno, Cecilia Pérez. La ex ministra fue saludada afectuosamente por la nuevamente candidata a diputada del PRO, Marisela Santibáñez quien la recibió haciendo alusión a que ambas son fanáticas del fútbol. "Tenemos que saludarnos entre futboleras" dijo Santibañez.
Mientras se desarrolló el debate todos los candidatos tenían papel y lápiz con sus apuntes. El que más llamó la atención fue ME-O que además de un cuaderno con sus ideas, fue cambiando constantemente, a medida avanzó la jornada, papeles cuadrados con adhesivos sobre el podio transparente.
El representante del PRO cuestionó a Sebastián Piñera en materia de Derechos Humanos y lo increpó porque un senador de su coalición, según dijo "negó" que hayan existido detenidos desaparecidos. "Los cómplices pasivos existen en Chile", recalcó ME-O sindicando directamente a Hernán Larraín, que se encontraba frente a él sentado y a quien apuntó con el dedo desde el escenario sin decir su nombre.
En un comienzo el representante de la UDI dijo no sentirse aludido, sin embargo, cuando el candidato confirmó que se trataba de él, Larraín lo emplazó a demostrar con antecedentes cuándo habría dicho eso.
"Marco Enríquez Ominami, miente y yo lo emplazo públicamente a que demuestre sus dichos. Porque su falta de relevancia y autoridad moral no la va a cambiar con mi honra. De manera que lo emplazo a que diga si es verdad lo que ha dicho, y si no lo hace todo el mundo va a saber que él es un mentiroso", sostuvo el ex presidente gremialista.
El público asistente al Salón de Honor, todos invitados por los mismos candidatos y la ANP, tuvieron una activa participación durante todo el debate televisado. De hecho se manifestaron tímidamente con algunas pifeas y aplaudieron cada vez que sus candidatos respectivos finalizaban una respuesta.
Al final se vivió un momento de tensión cuando los adherentes de Artés gritaron consignas en favor de los cuatro mapuches que permanecen en huelga de hambre por más de 100 días. En medio de la pequeña manifestación, una mujer insultó a los representantes de derecha a quienes acusó de "cobardes. Hijos de puta", sin embargo sus expresiones fueron acalladas por los propios asistentes.