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Voto del Frente Amplio: Qué piensan y qué convoca a ese 20%

Beatriz Sánchez como una "figura fuerte" y una nueva forma de vincularse con la sociedad civil son algunos de los motivos por los que en menos de un año el conglomerado tiene 20 diputados, un senador y se consolidó como la tercera fuerza política del país.

22 de Noviembre de 2017 | 16:04 | Por Consuelo Ferrer, Emol
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Los miembros de Revolución Democrática que serán parte del Congreso desde el próximo año.

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SANTIAGO.- El primer episodio de la franja electoral de la candidatura de Beatriz Sánchez tenía dos protagonistas: Emilio Riquelme, el joven que se quedaba dormido y no alcanzaba a ir a votar, y su madre, quien tenía un poster del Frente Amplio (FA) en el refrigerador y que reconocía que inicialmente no pensaba ir a sufragar, pero que él la había convencido.

Finalmente, alejado de lo que predecían los pronósticos, quienes efectivamente votaron por Beatriz Sánchez fueron más de un millón 300 mil personas, lo que se tradujo a un 20,27% de apoyo y que dejó al bloque fuera de la segunda vuelta, pero convertido sólidamente en la tercera fuerza del país.

Los prototipos representados en la franja interpretan, de alguna forma, lo que los expertos también identifican como ese 20% que el conglomerado logró convocar. “Ellos hicieron un trabajo de base y quedó demostrado que su apoyo es transversal. Su principal desafío era salir de la elitizada dirigencia universitaria burguesa y empezar a trabajar con la gente, y ese fenómeno ocurrió”, explica la académica de la U. de Valparaíso, Javiera Arce.

¿Cuáles fueron las razones que movilizaron a ese millón 300 mil votantes?

Una candidata fuerte


"Fue una campaña que estuvo basada en una épica muy profunda y Beatriz Sánchez tiene un carisma que hacía mucha falta entre tanto candidato tan convencional. Ella tiene una capacidad de emotividad que se daba por perdida en la política chilena: ella se enoja, se emociona, llora. También llama la atención porque no es el prototipo de mujer que se ha cosificado", agrega.

Para la cientista política, es un fenómeno estudiado desde la perspectiva de la filosofía política que se conoce como la “política de los afectos”, que plantea que la actual está muy tecnificada y ha perdido la esencia de lo emotivo.

Por eso, Arce considera que el bloque logró encantar a una parte importante de la población e involucrarlos en la toma de decisiones. "La consigna fue construir un programa con la gente y eso matiza absolutamente las formas de hacer política clásica, que son cupulares y totalmente desapegadas de la base social".

Acuerdos que vienen desde abajo


"Al comienzo, a la ciudadanía le parece extraño y desconocido, pero finalmente va haciendo sentido que el programa se discuta, que se plebiscite. Al principio nos decían ‘esto es como una asamblea universitaria’, pero resulta que esa asamblea también tiene dirigencia y logra interpretar cada vez a más chilenos".

20diputados y un senador tendrá el Frente Amplio desde el 11 de marzo
Es la opinión de Miguel Crispi, sociólogo y diputado electo de Revolución Democrática en el distrito 12, donde el bloque obtuvo dos diputados y donde el FA alcanzó una de sus votaciones más altas.

Tras meses de campaña, Crispi asegura que lo que encontró en los electores fue gente "que pasó de un estado de escepticismo a uno de esperanza".

Reencantar a la ciudadanía


"Hay mucho electorado nuevo, no sólo jóvenes sino también personas mayores que dejaron de participar cuando el voto se hizo voluntario. Hay personas de más de 30 años, que se están insertando en la vida laboral, están constituyendo sus familias y se dieron cuenta de que vivir en Chile es muy difícil", afirma.

"Ahora ya no les parece extraño que nos tomemos una semana o diez días para decidir qué vamos a hacer en segunda vuelta", añade el diputado electo.

Sin embargo, el bloque ha sido criticado por la tardanza en la toma de decisiones, como el hecho de haber llegado a las primarias sin un programa definitivo, debido al tiempo que tomó generarlo en base a encuentros ciudadanos. Pero eso, a juicio de Javiera Arce, no afectó a nivel de electores.

"Ahora importa cómo se hacen las cosas. Es una opción a esta institucionalidad envejecida, elitista y tecnificada que son la Nueva Mayoría y la derecha. Es una alternativa política que busca emocionar y que tú te hagas parte de las decisiones y de los procesos políticos", señala.

De acuerdo a su análisis, el Frente Amplio ha entrado a combatir lo que considera como "la gran deuda" de la ex Concertación: "Confundieron la modernidad con una transición exitosa en base a la institucionalidad y la democracia sorda, que no contempla a las personas más allá del voto. Por eso hoy tienes una ciudadanía a la que no le importa ejercer sus derechos políticos y que no se moviliza a votar porque no se sienten escuchados por la institucionalidad", asegura.

"La promesa del FA es justamente abrir la coalición, para que la gente pueda deliberar y tomar sus propias decisiones, y les ha servido para cambiar este cariz cerrado y bloqueado de las clásicas formas de hacer política", añade.

Una agenda nueva


"Los intereses también están mutando”, dice Arce, y menciona que otra de las cosas que hizo bien el bloque fue tomar algunos temas “con menos superficialidad". "Declarar que van a ser el primer gobierno feminista o que van a cuidar el medioambiente son temas nuevos que están instalando. Ya no es un escándalo hablar de impuesto a los más ricos, porque la gente se queda pensando que es interesante", afirma.

Carlos Ruiz, sociólogo, académico y presidente de Nodo XXI, el centro de estudios del bloque, considera que, independientemente de las diferencias de opinión entre la docena de movimientos y partidos que conforman el FA, hay algo que los une, que es recoger las demandas ciudadanas.

"Existe una dosis de pragmatismo electoral para la articulación de muchas organizaciones que, vistas desde lejos, aparentemente no tienen nada que ver desde el punto de vista ideológico. Pero comparten un corazón, un centro: la emergencia de las fuerzas que vienen de esas movilizaciones sociales de 2011, que no son solo las estudiantiles", afirmó en entrevista con El País.

Arce, además, introduce otro término para explicar las prioridades de estos electores: accountability, una palabra anglosajona que hace referencia a la rendición de cuentas.

“La gente está diciendo: se acabó, no más, y aunque el único pequeño recurso que tengan sea el voto, lo ocupan para deshacerse de las figuras de la vieja política, como ya vimos en esta elección”, afirma.

Dirigentes "frescos" e "insolentes"


"Te van a decir que no se puede. Claro que podemos, con ‘El poder de muchos’". Así cerraba Beatriz Sánchez sus mensajes durante la franja electoral, haciendo uso de su eslogan de campaña que apuntaba a una colectividad que elegía en conjunto. Arce lo compara con el de Guillier: "El presidente de la gente", que habla más de una persona que decide por los demás.

Para Arce, es la cristalización de un proceso que los partidos vienen desarrollando. "Ellos han tendido a la autonomía y a salir del rol específico para el cual están hechos, que es representar e intermediar los intereses de la sociedad civil para que el gobierno pueda entregar y hacer políticas públicas", explica.

El mejor ejemplo, a su juicio, fue el enfrentamiento que se vivió el domingo en el programa de Canal 13, "En buen chileno", entre el ex ministro de Educación y participante del equipo de Guillier, Sergio Bitar, y uno de coordinadores programáticos del Frente Amplio, Nicolás Grau.

"Era la vieja política resistiéndose a morir, y era Bitar explicándole cómo se hacían las cosas, versus Grau, que le decía que sí se podía, y que había que hacer participar a la gente", cuenta.

Para ella, también va de la mano con quienes ejercen los liderazgos. "Son figuras frescas que también son entretenidas, son más insolentes y no tienen problema en decir las cosas como son. Ahí las disidencias internas no se castigan tan fuerte como las de los partidos tradicionales. Estamos hablando de dos formas muy distintas de hacer política", finaliza.
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