Luis Campos (derecha) junto a su ayudante Felipe Bravo (izquierda).
SANTIAGO.- Luis Campos lleva 37 años trabajando en un kiosco en la esquina de Avenida Providencia con la calle Nuncio Monseñor Sótero Sanz, a pasos de la Nunciatura Apostólica donde pernocta el Papa Francisco durante su estadía en Chile.
La multitud que se ha formado en las cercanías del lugar producto de la visita del Sumo Pontífice ha aumentado sus ventas, por lo que además de las habituales bebidas y comestibles, decidió sumar distintos artículos relacionados con el Santo Padre.
Así, con pañoletas, calendarios, mochilas, sombreros, poleras y banderas, siendo este último producto el más vendido, ha conseguido ganar en un día de trabajo lo que normalmente obtiene en tres.
"Ya vendí el 80% de lo que tenía y todavía falta la última salida del Papa", relató Campos, quien además indicó que "nosotros que somos negociantes tenemos que verlo de una forma comercial, sino otros van a hacer el negocio que podemos hacer nosotros que tenemos patente".
Aunque Campos tuvo la misma idea durante la visita del Papa Juan Pablo II en 1987, cuando llevaba siete años trabajando en su puesto, reconoce que no le fue tan bien como ahora.
Si bien Luis Campos trabajó el lunes y el martes desde tempranas horas de la mañana, afirmó que la cantidad de personas fue menor de la que esperaba y que el mayor movimiento ocurrió el lunes, cuando la máxima autoridad de la Iglesia llegó al país.