SANTIAGO.- "Si alguien no puede hacer el trabajo de ser pastor porque no es recepcionado por su diócesis, honestamente tiene que dar un paso al costado". Fueron las duras palabras emitidas por el sacerdote Pablo Walker, capellán del Hogar de Cristo, tras la participación del obispo de Osorno, Juan Barros, en la misa celebrada por el Papa Francisco en el Parque O'Higgins.
Y su crítica no ha sido una excepción. La molestia por la presencia del sacerdote en las actividades oficiales del Pontífice, a las que ha sido invitado al igual que los obispos de todas las diócesis, ha sido expresada por miembros de la iglesia y también por personas de la sociedad civil. De hecho, todo apunta que estaría presente hoy en la misa masiva de Iquique.
"Barros participa de la ceremonia en Parque O’Higgins. Qué vergüenza, ¿de qué pide 'disculpas' el Papa? No le creo nada. Dice una cosa y hace otra", afirmó Marta Larraechea, política y esposa del ex Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, una de las primeras en expresar su descontento.
Su comentario apuntó a la simbólica intervención del Pontífice durante su visita a La Moneda y en lo que fue sus primeras palabras al país. "No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza, vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia. Es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que esto no se vuelva a repetir", afirmó entonces.
Sus palabras, que fueron aplaudidas en todo el mundo, rápidamente se vieron empañadas por la figura del obispo Barros, señalado por las víctimas de Karadima como encubridor de sus abusos.
La defensa de Barros
"Una cosa es haber participado de una parroquia y otra cosa muy distinta es haber sido testigo de cosas por las cuales se condenó a un sacerdote. Jamás fui testigo de eso", fueron las palabras del propio obispo Barros tras su participación en la ceremonia del parque, donde además afirmó que "se han dicho muchas mentiras".
Tras su primera participación, el sacerdote se sumó a las actividades del Pontífice en la catedral de Santiago y a la posterior reunión con los miembros de la Conferencia Episcopal, donde se le vio saludándolo sonriente. Al día siguiente, participó de la misa que realizó el Papa en Temuco.
Cuando se le consultó si cooficiaría la ceremonia junto al Pontífice, Barros respondió que "por supuesto" que lo haría. "Para un obispo, para un sacerdote, es una alegría inmensa celebrar la misa con el Santo Padre", aseguró.
Su presencia ha sido explicada por la comisión de la visita papal ya que "se invita a todos los obispos que están en ejercicio y también a los eméritos, además de obispos extranjeros", aunque no son pocos los actores que dicen haber esperado que la iniciativa de restarse surgiera del mismo obispo.
Las críticas de los otros sacerdotes
"Es una provocación la presencia de Barros entre los obispos", afirmó sobre el tema el sacerdote jesuita Felipe Berríos a Chilevisión, sumándose a las críticas y al grupo de personas que opinan que el obispo debería renunciar.
"Él debió tener cierta dignidad en no haber ido y deja al Papa en una situación complicada. Es violento para mucha gente que esté ahí, a mí me violenta, porque contradice todo lo que el Papa dijo (...) Es una falta de delicadeza que no renuncie", agregó.
Otro que se ha mostrado profundamente crítico de la situación es el sacerdote Mariano Puga, quien ha participado de las movilizaciones del movimiento de laicos de Osorno durante la visita papal. Sobre la presencia de Barros en las ceremonias, Puga afirmó que el Papa "se equivocó".
Ahora, en la recta final del paso del Papa por Chile, los ojos siguen puestos en las actividades a las que se suma el obispo y en la actitud del Pontífice frente a él. Sus declaraciones, disculpándose por primera vez en Latinoamérica por los abusos contra menores cometidos en nombre de la Iglesia, se han visto opacadas por la figura de Barros.
José Andrés Murillo, una de las víctimas de Karadima y director de la Fundación para la Confianza, resume la situación de manera tajante.
"El Papa tiene el poder necesario para sacar a todos los obispos y superiores que han encubierto activa o pasivamente un abuso sexual. Si no lo hace, es porque no quiere. No sirve el perdón, la vergüenza y el dolor si no vienen con las acciones correspondientes", afirmó tras la primera aparición del sacerdote junto al Pontífice.
El futuro de Barros en el obispado, incluso después de la revelación de una carta firmada por el Papa en 2015 que dio cuenta de que estaba al tanto de su situación y que buscaba una vía para contener su avance, aunque no queda claro el motivo que frenó ese plan, parece que mantendrá su statu quo.