SANTIAGO.- La visita del Papa Francisco a Chile, que terminó este jueves después de tres días en el país, estuvo marcada por la polémica en torno a la presencia del cuestionado obispo de Osorno, Juan Barros, en las actividades oficiales del Pontífice.
No sólo asistió a las tres misas masivas que Jorge Bergoglio realizó en Santiago, Temuco e Iquique, y a la reunión de eclesiásticos en la Catedral, sino que además durante la última jornada, recibió el apoyo directo del Papa.
Barros es acusado por las víctimas del ex párroco de la iglesia El Bosque, Fernando Karadima, de ser testigo y encubridor de los abusos sexuales perpetrados por el sacerdote contra menores de edad.
"El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar. No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia", sentenció tajantemente Francisco al ser consultado por el tema tras la liturgia en el campus Lobito.
Por su parte, el prelado agradeció las palabras y el apoyo del Pontífice. "Me parece que el Santo Padre ha señalado un camino muy claro (...) Si hay alguien que tenga una prueba, que la presente al Santo Padre, y sino aquí estamos ante una calumnia".
Las reacciones no se tardaron en llegar, y una de las más potentes provino justamente de tres víctimas de Karadima: James Hamilton, Juan Carlos Cruz y Juan Andrés Murillo.
En su declaración pública, reiteraron su denuncia contra el obispo, afirmando que "nosotros hemos declarado la presencia del obispo Barros en los abusos psicológicos y sexuales de Karadima (…) siendo él tan cercano a Karadima y sabiendo los abusos, nunca denunció al sacerdote".
"Todo esto es de extrema gravedad y creemos que, finalmente, revela un rosto desconocido de Pontífice y de gran parte de la jerarquía chilena. Desde años hemos luchado contra los abusos sexuales y psicológicos, lo hecho hoy por el Papa es doloroso y ofensivo con los que luchan por buscar un contexto menos abusivo", manifestaron.
Los críticos
Uno de los primeros en reaccionar negativamente al apoyo del Papa Francisco a Barros fue el sacerdote jesuita Fernando Montes, quien aseguró en EmolTV que la participación del obispo en las actividades del Pontífice desvió la atención de su mensaje. "Entiendo que el pueblo quede desconcertado", comentó.
"El obispo tiene que ser símbolo de unidad, entonces si un obispo por a, b o c motivo genera división y no es sólo un pequeño grupo, sería razonable una renuncia", sostuvo.
La Iglesia, agregó Montes, "tiene la responsabilidad profunda de escuchar y ver la verosimilitud y distinguir bien lo que puede ser acusación directa o de aquellos que rodeándolo muy de cerca, sería tan inverosímil, que no haya visto nada".
Por su parte, el obispo de Rancagua, Alejandro Goic, criticó a su par de Osorno en T13 Radio y señaló que "sabiendo que ya goza la confianza del Papa, hubiera sido prudente sólo ir a la Catedral, que era un acto propio de nosotros y seguir el resto por la televisión. Pero cada uno responde a su conciencia (...) No sé si Barros asumirá su falta de prudencia durante estos días".
Los defensores
Otra opinión tuvo el provincial de los Jesuitas en Chile, el sacerdote Cristián del Campo, quien aseguró que "el Papa ha expresado con claridad su opinión sobre esta situación al terminar su visita en Chile y me parece que no hay más que añadir al respecto".
"El gran desafío viene ahora que el Papa concluyó su paso por Chile. Depende de nosotros como Iglesia trabajar con fuerza para que el mensaje de Francisco aterrice entre nosotros, más allá de las polémicas que surgieron durante estos días", añadió.
Asimismo, el cofundador de Voces Católicas, Austen Ivereigh, indicó a 24 Horas que el apoyo del Papa Francisco a Barros "es consistente con todo lo que ha dicho sobre el tema, hace falta que la Iglesia trate con la máxima solidaridad los casos de abusos (...) el Papa, quien es muy conocedor del caso, llegó a la conclusión hace mucho tiempo".
Además, afirmó que las acusaciones que las víctimas de Karadima hicieron sobre Barros "tienen que estar respaldadas, entiendo que no son fundadas por otros testigos y han sido muy bien investigadas por la Iglesia chilena y el derecho canónico".
"Creo que el Papa ha venido en parte a Chile a defender a monseñor Barros (...) y un poco invitar a los otros obispos a defenderlo y también respaldarlo. Ha sido un hombre que ha sufrido mucho. Hay que proteger los derechos humanos de todos, también hay personas inocentes acusadas, la ley protege a todos", puntualizó.
En tanto, Joaquín García-Huidobro, filósofo de la Universidad de Los Andes, escribió en El Mercurio que la defensa del Papa a Barros le provocaron "sentimientos encontrados". "¿No constituye la presunción de inocencia uno de los dos o tres pilares que apoyan toda cultura?", preguntó.
"No comparto todo lo que el Papa dice o hace; pero su imagen se me agigantó al ver que estaba dispuesto a pagar los costos indecibles por hacer lo que considera justo", expresó.
