SANTIAGO.- La costumbre es tan poco uniforme que, en los baños que existen en restaurantes, centros comerciales y lugares públicos, abundan los letreros con instrucciones: “Por favor botar papeles en el basurero”.
La norma social es informal y proviene de la facilidad con la cual se suelen tapar las cañerías en lugares de gran frecuencia, generando rebases de aguas servidas en la vía pública o en las calles, o problemas en los sistemas de tratamiento de aguas servidas.
Pero hoy hay quienes prefieren botar los papeles dentro de la taza del baño para evitar que generen un exceso de gérmenes dentro del hogar, o incluso un foco infeccioso.
¿Una fuente de gérmenes?
Desde el punto de vista de la salud, para el médico de la U. Católica y especialista en epidemiología, Jaime Cerda, los papeles usados no significan un peligro inmediato para las personas.
“Se supone que si se deben depositar en un basurero, esos desechos tienen que eliminarse como corresponde, al interior de una bolsa, y que eso vaya a un vertedero”, explica a Emol.
"El papel está hecho para disolverse. Es cierto que las cañerías se tapan, pero sucede cuando se ocupa en forma excesiva"
Luis Tapia, gásfiter
Donde señala que el panorama podría complicarse es en aquellos lugares donde no hay una adecuada disposición de la basura, ya que en Chile no toda va a parar a vertederos oficiales.
"Es más complicado en los vertederos clandestinos, donde no hacen un manejo responsable, y hay gente que vive cerca de esos vertederos o que incluso van a buscar cosas allá”, agrega.
En ese caso, si además esos hogares no obtienen el agua potable desde la alcantarilla, podría contaminarla.
La culpa no es del papel
El presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios (Andess), Víctor Galilea, lo explica así: “El objetivo del inodoro y los sistemas de saneamiento es evacuar y tratar las aguas residuales para su restitución sin afectar al medioambiente ni las aguas”.
Por eso, cuenta que las redes están diseñadas para transportar agua residual, heces y papel higiénico, porque “se disuelven con gran rapidez”, pero que para su correcto funcionamiento es necesario evadir la presencia de objetos extraños.
Luis Tapia, trabajador de Chile Gásfiter, debe destapar constantemente cañerías, y reafirma lo expuesto por Galilea. “El papel está hecho para disolverse, aunque en las casas donde existen fosas o pozos es recomendable usar un papelero. Es cierto que las cañerías se tapan, pero eso sucede cuando el papel se ocupa en forma excesiva”, afirma.
Desde la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS), señalaron a Emol que "el diseño de los inodoros está normado" y que admite residuos como el papel higiénico "en una cantidad razonable". De todas maneras, recomiendan, al momento de comprar un inodoro, verificar que cuente con el sello SISS, que garantiza el cumplimiento de estas normativas.
El organismo señala, además, que el problema se agrava cuando se echan al desagüe elementos como pañales de bebé, toallas higiénicas, o restos de comida. Otra situación particular son los aceites, que actúan como lo hace el colesterol en las venas: se adhieren a las paredes de la cañería, disminuyendo el espacio por donde puede circular el agua.
Los desechos problemáticos
El presidente de Andess sugiere además evitar el vertimiento de pintura, algodón o elementos sólidos en las redes, como trapos y pilas, y afirma que hay que tener especial precaución con las toallitas húmedas y las desmaquillantes.
"Producto de su consistencia, las toallitas húmedas se pueden acumular e impedir el paso del agua"
Víctor Galilea
"En muchos casos se anuncian como biodegradables o que se pueden arrojar al inodoro, pero esta acción puede provocar graves problemas en la red de saneamiento, ya que producto de su consistencia se pueden acumular e impedir el paso del agua”, explica.
El problema, entonces, no reside en el papel que se tire al inodoro, aunque desecharlo en un basurero tampoco significa un riesgo para la salud. Lo que resulta realmente dañino para las cañerías son todos los demás elementos.
