SANTIAGO.- "Es realmente absurdo, por no decir abusivo que se le exija a los padres de familia otros textos que los que está entregando el Ministerio de Educación y que estamos financiando entre todos los chilenos para apoyar la mejor educación de nuestros niños".
Con estas palabras, la ministra de Educación, Adriana Delpiano, se refería a la decisión de 11 establecimientos del país de rechazar los textos escolares gratuitos anunciados por la Presidenta Michelle Bachelet para un total de 10.800 establecimientos municipales y particulares subvencionados.
Se trata del Colegio Galileo (Quillota), Colegio Diego Thompson (Valparaíso), Escuela Eduardo Machado Corsi (Constitución), Colegio Aquelarre (Teno), Escuela Particular Saint George (Angol), Colegio particular Josefino Santísima Trinidad (Providencia), Escuela básica Celei (Lo Prado) y la Escuela Particular Traitraico (Panguipulli); más los establecimientos fiscales Escuela rural Quenu de Calbuco, la Escuela rural Teguel de Dalcahue y la Escuela básica Qhapaq Kuna de Quinta Normal.
Pese a que la Mandataria asegurara que estos textos son de "primera categoría" y que "pasan a ser prioridad del alumno, ya que cada familia, por cada hijo, debería desembolsar entre $160.000 y $180.000" en la compra de este material, estos colegios optaron por buscar otros títulos disponibles en el mercado.
Acorde al proyecto educativo
Según lo establece la ley, las instituciones están en su derecho de rechazar el material del Gobierno siempre y cuando se haya informado al Mineduc antes del 31 de enero y con previa consulta a los estamentos del colegio, como el Centro de Apoderados. Por ejemplo, en el Colegio Galileo de Quillota no es primera vez que deciden buscar otra alternativa.
"Realizamos un proceso interno donde evaluamos distintas propuestas editoriales, incluyendo la del Mineduc. Finalmente optamos por otro programa, pero esto ha sido un proceso transparente y dentro de la ley y no estamos en la obligación de escoger estos textos", indica el sostenedor del colegio, Sebastián Zapata.
Zapata afirma que la decisión fue tomada por el Consejo de Profesores e informada a toda la comunidad, "y si bien existen costos asociados de dinero esto se comunicó con tiempo y las familias entendieron nuestro proyecto educativo".
"Nosotros tomamos decisiones técnicas y no políticas"
Sebastián Zapata, sostenedor del Colegio Galileo
Con respecto a los dichos de la jefa de la cartera, el sostenedor agregó que "nosotros tomamos decisiones técnicas y no políticas. No porque recibamos subvención significa que tengamos que optar por los libros. Podemos como ente particular tomar decisiones independientes y eso es algo fundamental dentro de la educación y la libertad de educar".
Uso de la tecnología
En el caso del Colegio Saint George de Angol, lo que se propuso fue trabajar con tecnologías e incentivar el uso de plaformas digitales, donde los alumnos interactuan con libros digitales e incluso con el uso del celular.
De acuerdo a la directora, Solange Labbe, en el recinto "desde hace muchos años tenemos una mixtura en la internalizacion de los aprendizajes , es decir, tomar lo nuevo y trabajar con las nuevas tecnologías".
Asimismo, Labbe señala que "le aconsejaría a la ministra velar para que lo que nosotros hacemos a diario sea replicado en otros colegios y se pudiera invertir en ello. Muchos libros llegan a los colegios y no son ocupados, se hace por un mero trámite, la invito a que pregunte a nuestros ex alumnos la diferencia que existe entre un libro del Mineduc y con los que trabajamos".
Optando por la inclusión
Si bien el número de colegios que rechazó los textos bajó sustancialmente en comparación a los 137 que tomaron esta medida en 2015, algunos de estos, la Escuela básica Celei de la comuna Lo Prado, no tienen programas compatibles con los libros del Mineduc ya que cuentan con un plan educativo basado en la inclusión.
"Tenemos un proceso de inclusión escolar donde tenemos bastantes niños con discapacidad intelectual y necesidades educativas especiales y el texto escolar no es el recurso didáctico que todos los niños utilizan porque en un curso de 16 alumnos, seis tienen problemas de aprendizaje y el texto te restringe", señala Elizabeth Gumera, directora del establecimiento.
Es por eso que el rechazo se debe a que, según Gumera, los profesores están adaptando otras metodologías a partir de herramientas educativas disponibles en Internet.
“Trabajaremos con un programa de comprensión lectora que es adaptable al desarrollo de las competencias de los alumnos. Lamentablemente el gobierno no tiene un programa así", agrega.
