SANTIAGO.- José Andrés Murillo, una de las víctimas de Fernando Karadima que acusan al obispo de Osorno, Juan Barros, de encubrir los abusos sexuales cometidos por su mentor, se entrevistó este miércoles en la Nunciatura Apostólica de Chile con el sacerdote español Jordi Bertomeu, oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Tras salir de la reunión, el filósofo comentó que "yo estoy conforme con lo que pude entregar como información y por la manera en que se me escuchó. Me parece que el padre Jordi está totalmente empoderado y también ha sido muy empático en escuchar, comprender las dinámicas y todo lo que queríamos decir".
Bertomeu debió reemplazar esta mañana al arzobispo de Malta, Charles Scicluna, que debió ser internado anoche por una inflamación en la vesícula. Este miércoles fue operado en la Clínica UC de San Carlos de Apoquindo.
El religioso español había llegado al país este lunes junto a Scicluna, quien fue enviado a Chile por el Papa Francisco para escuchar los testimonios de quienes acusan a Barros de encubrimiento. Bertomeu se desempeñaría como notario eclesiástico en las reuniones.
Respecto a las modificaciones, Murillo señaló que "por lo que pudimos percibir, el monseñor Scicluna y el padre Bertomeu son un equipo bastante cercano y trabajan con la misma mano, pareciera que no hay ningún cambio".
"Yo confío en que monseñor Scicluna y Bertomeu van llevar esta información al Vaticano, se la van a entregar a quien corresponda. En ese sentido nos parece bastante confiable", comentó.
La conversación entre Murillo y Bertomeu
"Sentirse escuchados en un ambiente así de acogedor y, parece, también de confianza, nos hace sentir que estamos en un proceso serio y que esperamos que pueda seguir escalando hacia arriba y que va a tener las consecuencias necesarias", manifestó Murillo.
Según el denunciante, en la reunión se conversó "un poco de todo. Lo que nosotros fuimos viviendo, del proceso con los obispos Errázuriz, Ezzati y Barros".
"Pero sobre todo las dinámicas, cómo nos encontramos nosotros con una Iglesia que nos cerró las puertas sistemáticamente, que se mostró de una manera tremendamente agresiva durante mucho tiempo y llega alguien de fuera, monseñor Scicluna y el padre Jordi, y nos muestran una cara absolutamente diferente de la Iglesia. Me parece que eso es lo más importante y que nosotros queremos seguir colaborando en todas las instancias que nos requieran", expresó.
Además de la conversación, Murillo aseguró que le entregó a Bertomeu varios antecedentes que ellos ya tenía, como la primera carta a Errázuriz enviada en 2002 y que no obtuvo respuesta. "Yo creo que todo aquel que tiene los antecedentes para investigar casos de abusos y no lo hace es un cómplice y un criminal", sostuvo, adhiriendo a los comentarios emitidos por James Hamilton ayer al salir de la Nunciatura.
"Esperamos que se lleve toda esta información al Papa y en el Vaticano se tomen las medidas necesarias (...) Todas las personas en Chile, todos los niños y niñas que quieran desarrollar su espiritualidad, su fe, no tienen por qué ir con miedo de abusos, no tiene por qué ir con miedo a que si son abusados, los obispos en vez de apoyarlos a ellos van a encubrir y apoyar a los agresores", puntualizó Murillo.