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De los matices a las diferencias con el PC: El historial de desencuentros que puso fin a la relación DC-NM

Las constantes discrepancias que la colectividad mantuvo con sus socios en los últimos años terminaron por quebrar el vínculo que forjó por más de tres décadas con el progresismo.

05 de Abril de 2018 | 08:07 | Por Felipe Vargas Morales, Emol
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Alejandro Balart, El Mercurio.
SANTIAGO.- Fue el 19 de agosto de 2013 cuando la DC junto al PS, PPD, PR, PC, MAS e IC suscribieron formalmente ante el Servicio Electoral (Servel) el pacto Nueva Mayoría, el nuevo bloque de centroizquierda que reemplazó a la antigua Concertación de Partidos por la Democracia y que sustentaría la candidatura presidencial de Michelle Bachelet.

Un mes antes, durante el discurso en el cual aceptó repostular a La Moneda, la propia abanderada se puso a la cabeza del naciente referente, asegurando que estaba "decidida a convocar una nueva mayoría política y social para llegar juntos a la Presidencia". Simbólicamente, Bachelet había sellado el pacto.


Sin embargo, era la consolidación de una ardua tarea que comenzó en 2011, cuando la en este entonces oposición, aún golpeada por el triunfo de Sebastián Piñera, comenzó a hilvanar una "convergencia" entre todos los sectores, amparada en el factor unitario que le otorgaron los movimientos sociales en contra del Gobierno de la época.

Fue así que en las municipales de 2012 los partidos del sector lograron concordar una serie de primarias, las cuales fortalecieron a la coalición y cimentaron el triunfo que obtuvieron frente al oficialismo en esos comicios. Tras ello, la consolidación del pacto era cosa de días, pero las históricas diferencias entre la DC y el PC siempre afloraban.

De hecho, semanas antes de formalizar la unión, la ex presidenta de la FECh, Camila Vallejo, advertía que en un eventual nuevo gobierno de Bachelet, el PC iba a estar con un "pie en la calle y otro en el gobierno, aunque no le guste a la DC". En contraparte, el presidente de la DC por esos días, Ignacio Walker, respondía en el mismo tono.

"La DC no va a formar parte de una coalición política con el PC", dijo Walker en noviembre de 2012, debido a la posición comunista sobre el régimen cubano, entre otras cosas. Ante ello, el líder del PC, Guillermo Teillier, contestó que "muchos me preguntan cómo podemos pretender ir juntos con un partido que apoyó el golpe".

Las diferencias nunca cesaron


Sin embargo, el amplio triunfo electoral de Bachelet cimentó la alianza y los problemas se intentaron dejar debajo de la alfombra. Pero al cabo de unas semanas, las complicaciones volvieron a aparecer: desde Uruguay, el embajador de Chile en Montevideo, Eduardo Contreras (PC), reprochó el rol de la DC durante el Golpe Militar de 1973.

Ese episodio, que terminó con Contreras fuera del Gobierno, se sumó a las diferencias que la DC empezó a marcar en materia de educación y reforma tributaria. En octubre de 2014, la diputada comunista Karol Cariola denunciaba las trabas de la DC a la reforma a la educación del Ejecutivo, poniendo en evidencia los “matices” de Ignacio Walker.



Pese a ello, la DC siguió caminando junto a la NM y en mayo de 2015 obtuvo un inesperado premio: La Presidenta Bachelet designó como ministro del Interior a Jorge Burgos, en una señal de la ex Mandataria de introducir mayor moderación a su administración. "A mí no me gustan las retroexcavadoras", dijo al asumir en el cargo, marcando de inmediato su sello.

Pero la presencia de Burgos en el gabinete se transformó en una piedra en el zapato para la gobernante, al punto que terminó marginándolo de un viaje a La Araucanía a fines de ese año. Ya en 2016, el ex secretario de Estado no aguantó más la presión y las discordias con el ala progresista de la NM y terminó renunciando a su cargo.

Una vez fuera de La Moneda, Burgos se unió al grupo de dirigentes que impulsaron la salida de la DC del bloque oficialista. La derrota oficialista en las municipales de 2016, impulsó a la presidenta de la DC, Carolina Goic, a restarse de las reuniones de coordinación con la coalición para exigir un cambio de rumbo y una repriorización del Gobierno.

El Ejecutivo acogió la idea, pero ya la relaciones estaban dañadas. Meses después, en abril de 2017, la colectividad decidió competir en las presidenciales con la propia Goic y sin participar en primarias con el resto de la Nueva Mayoría, asestando un duro golpe a la continuidad del proyecto político impulsado por Bachelet al inicio de su mandato.

Entre medio, las peleas con el PC por Venezuela y la denegación de la entrada de Mariana Aylwin a Cuba, el fracaso de Goic y el veto a Andrés Zaldívar por parte de sus socios históricos del PS fueron sentenciando el fin del “acuerdo político y programático”. Desde este martes, el camino propio de la DC es una realidad.
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