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Espera, tensión y frío: Así es la fila en migraciones para obtener los documentos para la regularización

Cientos de extranjeros han comenzado a recopilar los papeles necesarios para poder estar legal en Chile luego del anuncio del Gobierno.

18 de Abril de 2018 | 14:16 | Por Pía Larrondo, Emol
SANTIAGO.- Son las 6:01 de la mañana en el centro de Santiago. Es abril y aunque por las tardes aún no se nota que comenzó el otoño, a esa hora hace frío. "Ya tengo 26 horas acá. Cuando me cerraron la cortina de migraciones ayer a las 14 horas , después de haber hecho la fila todo el día , decidí quedarme a esperar a que abrieran hoy , porque me supuse que vendrían bastantes personas a hacer la cola" , cuenta Brian Bracho (38), venezolano que llegó hace seis meses a Chile.

El martes, cuando llegó a hacer la fila a la Oficina de Extranjería y Migración en la calle Fanor Velasco 56, luego del anuncio del gobierno del plan de contingencia para los inmigrantes que regirá desde el 23 de abril, juntaron sus documentos y fueron a solicitar los timbres de sus visas, permisos de trabajo o su residencia temporal, lo que provocó un colapso total en la cuadra completa: más de 1.500 inmigrantes esperando para realizar un trámite, sacar un documento, obtener el timbre en la visa para poder quedarse de manera regular, o la residencia temporal.

Lo anterior, eso sí, generó algunos desordenes la noche del lunes, que incluyeron peleas y ruido que obligó la intervención de Carabineros.


Brian es el cuarto de la fila y junto a las diez primeras personas que llegaron ayer al lugar (para ser atendidas recién hoy a partir de las 8.00). El personal del Departamento de Migración les advirtió que eso no podría volver a pasar. "Decidimos hacer una lista, para que no hubiera problemas con el puesto de la fila y le pedimos escobas a las mujeres que están aquí en la cola para que esto no quedara hecho un desastre, nosotros mismos compramos bolsas de basura para empezar a barrer, se recogió todo y se llevó al conteiner para que ‘nuestra casa’ por la noche estuviera en óptimas condiciones".

Esta mañana eran más de 700 los extranjeros que esperaban ser atendidos. Algunos beben café y la gran mayoría de las personas está acostada en el suelo durmiendo, o intentando dormir, todo o casi todos con parkas, gorros, guantes, bufandas, frazadas y cartones en el suelo. Todavía no aparece el sol en Santiago y hay 12°C. El centro está silencioso, no hay tráfico, no hay transeúntes, solo gente esperando ser atendida.

Una pelea en la lista


Esa quietud es rota por un grito. A las 6:28 un grupo de mujeres y hombres quieren echar de la fila a un ciudadano haitiano. "¡Nosotros estamos aquí desde las ocho de la noche!", le reprochaba uno. "¡Usted no estaba en la lista!", agregaba un segundo. "¡Nadie lo conoce!, ¡Aquí estamos todos en una lista!", interrumpía otro más. "Trátenlo bien, ¡Por favor!", intentaba calmar una cuarta persona.

La tensión comenzó cuando el hombre que recitaba los nombres de la lista se encontró con uno que no había sido registrado. Cuando los ánimos se calmaron, el hombre continuó recitando la lista: "¿Quién es María Juana?, ¿Jessica?".

Unos 30 metros más allá está, Geovanni Chávez (41), también venezolano, con chaqueta de cuero y mochila, apoyado en la cortina de un local comercial. "Ya no aguanto casi el frío, estas son una de las cosas que uno sabía que iba a llevar de bulto, como decimos allá, para poder estar legal y poder conseguir un trabajito para ayudar a la familia". Es el número 90 de la fila y tuvo que irse de Venezuela el sábado porque ya no le daba ni para comprar en el supermercado. “Allá todo se acabó, tenía que venirme para poder mantener a mi familia”, dice angustiado.

Se instala el comercio


Ya son las 6:44 horas. Un hombre de polerón gris pasa con un carrito sobre el cual lleva alrededor de 30 pisos para sentarse. Él se los arrienda a la gente por $500 pesos y pasa de un lugar a otro ofreciéndoselos a la gente que está acostada en el suelo, pero no es el único.... “¡Arroz con leche, arroz con leche!”, grita un extranjero en una moto mientras recorre la fila.

Edita Rodríguez (51) es una boliviana que vive en Chile hace tres años y trabaja de costurera, es la número 157. Llegó a las 23 horas del día anterior, con una manta para poder dormir. "Estoy haciendo la fila por mi nieto que madruga para las clases y tiene colegio hoy temprano, él necesita que le estampen la visa, me toca hacerlo por él", dice.

"Ya no aguanto casi el frío, estas son una de las cosas que uno sabía que iba a llevar de bulto, como decimos allá, para poder estar legal y poder conseguir un trabajito para ayudar a la familia"

Geovanni Chávez
Cinco minutos de las 7.00 horas el personal de migraciones empieza a repartir números en el orden de la fila, los número llegan al 700. Todavía quedan la mitad de las personas que no alcanzan a recibirlo, pero se quedan esperando por si, alguna persona de más adelante les vende su puesto en la cola, o por si migraciones atiende a las 1.500 que atendió ayer. Algunos se llegan a vender a 10 mil pesos.

Cuando ya se inicia la atención, la fila se da la vuelta por toda la manzana, parte por Fanor Velasco, sigue por Moneda, luego por av. Manuel Rodríguez y finaliza en la Alameda, hasta esa hora mide exactamente 530 metros, en los que aproximadamente deben haber 1.300 personas.

Malissol Pierre (29) es una haitiana que vive en Chile hace cuatro meses y busca legalizarse, está vestida con una parka hasta los tobillos y tiene un gorro de lana en la cabeza, es la número 442. "Los otros días yo estaba aquí y había todas estas personas, igual como hoy, y no logré entrar porque cierran a las dos de la tarde y tenía que irme, y ahora volví (…) para lograr legalizar esos documentos", cuenta la haitiana.


"¿Quién sigue?, la fila es un tras de otro, mantengan el orden de la fila por favor", grita la encargada de migraciones que pone orden a la gente que avanza uno a uno. Se comienzan a abrir los locales y ya casi nadie está sentado en el suelo.

A las 8:03 la fila comienza a avanzar, empiezan a llegar los autos de Carabineros, y las bocinas de los autos se empiezan a escuchar. Baja la temperatura a 11°C y se multiplican los vendedores de comida. "¡Empanadas venezolanas!", grita uno de los vendedores. Mientras se ve a las personas sentadas en sus pisos grises comiendo sándwiches, empanadas con kétchup, y los santiaguinos pasan caminando rápido al costado de la fila.

Anais Martinez (30) es venezolana y es la número 700, la última en recibir un número en la fila. "Ahora supongo que pasaré todo el día acá, porque si llegué a las cinco y soy la número 700... y si me timbran la visa acá, mañana me toca ir a la PDI", dice.

"Me gustaría que todos fueran un poco más solidarios (…) imagínate las personas que no alcanzaron a tener un número y llegaron a las cinco igual, sería una pena que no alcanzaran a hacer su trámite".
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