¿Quién ganará la elección a rector de la U. de Chile? Análisis de las candidaturas de Vivaldi y Aceituno

Vivaldi inscribió su candidatura con el apoyo de 600 académicos y Aceituno tuvo el apoyo de 268, creo eso igual es un indicador que el patrocinio para inscribirse en las elecciones fue tres veces más alto para el actual rector.

Quien gane tendrá que asumir el desafío del fortalecimiento de la educación pública, y en eso Vivaldi tiene un punto fuerte por que ha tenido una presencia a nivel nacional bien importante en todo el debate legislativo y una vocería muy fuerte.

Desde el punto de vista interno, es que conducir una institución de este tamaño con este nivel de fragmentación no son menores. Creo que la gestión interna es un desafío enorme y la universidad se ha ido desarrollando con nuevas áreas donde se han ido multiplicando las funciones en las facultades.

Si Vivaldi es reelegido, podría fortalecer los temas de redistribución interna dentro de la universidad donde hay mucha desigualdad en los honorarios que ganan los académicos de las distintas unidades. Creo que ha hecho un esfuerzo en ese sentido y tendrá que seguir haciéndolo porque tiene una mirada integral y buscar posicionar el proyecto de la universidad dentro del país.

Por el lado de Aceituno, su discurso ha sido que el rector se ha preocupado del tema político hacia afuera de la universidad y él se propone como alguien que puede mejorar la gestión y ordenar los recursos, que es una tarea muy importante dentro de una universidad.

Ambos son distinguidos profesores titulares, con vasta experiencia en la gestión universitaria, comprometidos con su Universidad, y son mis amigos.

Relevaría tres desafíos: preservar la Universidad de Chile en su carácter público, mejorar la calidad de su productividad académica e infraestructura, y recuperar su sustentabilidad económica.
En el primero, comprometerse más con los problemas país y con sus demandas por más espacios de libertad y democracia; hacer más efectiva y participativa su gobernanza interna; y obligarse a dar cuenta pública y transparente de sus resultados y del uso eficiente de sus recursos, con responsables.

En el segundo, establecer una Facultad de Educación; contratar, en cuatro años, 300 académicos con doctorado, priorizando áreas deficitarias; fortalecer disciplinas que hayan tenido menos oportunidades de desarrollo; elevar las exigencias de la carrera académica; llevar a 45.000 los estudiantes de pregrado, y a 4.500, los de doctorado; construir polideportivos en los campus Norte, Andrés Bello y Antumapu; edificios, bibliotecas y laboratorios para las facultades de Educación, Ciencias, Agronomía, Forestales, Veterinaria, Artes y Arquitectura, y para el INTA e ICEI; y un Hospital Clínico mediano y moderno.

En el tercero, recuperar con el gobierno los US$ 205 millones en diez años (2011-2021) y los US$ 25 millones anuales (a partir del 2023) de recursos basales de libre disposición que habría recibido la U. de Chile debido al incremento del 5% real del Aporte Fiscal Directo, conseguidos en el primer gobierno de Piñera y que las instancias superiores de la U se dejaron expropiar pasivamente por el segundo gobierno de Bachelet. De no revertirse, los daños a su desarrollo, autonomía y calidad serán irreparables, lo que no ha generado ningún cuestionamiento ni debate interno, como si en la U no hubiesen carencias que resolver y sueños de futuro que se vieran destrozados por ese despojo.

Mi opinión es bastante limitada porque como estudiantes y funcionarios no participamos del proceso es complicado tener una estimación desde nuestra posición que esta relegada a un segundo plano.

Lo que uno ve es que ha habido bastante movimiento del candidato Aceituno y sabemos que lleva bastante tiempo en la preparación de su campaña. Por otro lado, el actual también ya tiene un trabajo y un conocimiento de la universidad bastante fuerte. Me parece que las posibilidades están abiertas.

No es que haya una relación tan estrecha realmente entre la rectoría y la FECh. Yo diría que nosotros pujamos constantemente por una serie de demandas al interior de nuestra universidad y hay varias situaciones que nos llevan a conversar con las autoridades en el marco de exigir soluciones a ciertos problemas.

Ahora no sabemos realmente que implicancias tendría este cambio en la rectoría y tampoco desde la Federación nos calzamos sobre una propuesta u otra sino más bien levantamos temas e intentamos posiciones ciertos debates.

Sea cual sea el rector lo ideal sería que hubiese una posibilidad de abrirle más espacios a las organizaciones estudiantiles. Al interior de la universidad hay una suerte de doble discurso donde si bien se habla del desarrollo integral, por otro lado en lo que es el uso del espacio y el involucramiento en la toma de decisiones de la docencia o el desarrollo estratégico de la institución hay mucho por hacer.