SANTIANGO.- El rector de la Universidad Diego Portales,
Carlos Peña, se refirió al caso español de
"La Manada", en que una joven fue atacada por cinco hombres, pero donde la justicia determinó que fue víctima de abuso y no de violación; y analizó las acusaciones por presunto abuso sexual que pesan sobre el director de teleseries chilenas
Herval Abreu.
Ambos, sostuvo el también columnista a través de una carta a El Mercurio, "plantean un problema de urgente consideración: el abuso normalizado, naturalizado, al extremo de considerar que quienes ahora lo denuncian eran en verdad partícipes ¿Acaso esas mujeres -se dirá- se opusieron a lo que ahora se quejan?".
"Para comprender que estamos en presencia de abusos", Peña presentó dos ejemplos. Uno, del autor estadounidense Truman Capote y su entrevista a Marilyn Monroe y el otro, aludiendo al dramaturgo noruego Henrik Ibsen por su libro "Casa de Muñecas".
En dichos trabajos, explicó Peña, "cada uno a su modo, ven negada su autonomía (de las mujeres), la soberanía de su voluntad respecto de sus vidas".
"Tanto Capote como Ibsen -separados por casi un siglo, y escribiendo desde realidades tan diversas-", muestran escenas que pese "a todos los esfuerzos, los discursos y los empeños, siguen caracterizando la vida cotidiana de muchas mujeres: padecer de esa dominación casi atmosférica (...) vivir muchas veces y tolerar actos y conductas sin que nadie medie su consentimiento, su auténtico consentimiento interior", agregó.
Seguido de ello, afirmó que "lo que las mujeres tienen en común" es el género, "una de las construcciones sociales más porfiadas de todas las que existen en la cultura que, disfrazada con el ropaje de la naturaleza, dispone para las mujeres una posición de desventaja en la vida social".
"El género es una definición social de los papeles que a cada uno cabe en este mundo, que parece mimetizarse con la eternidad; pero que es contingente y está atada a ciertos intereses, a una cierta disposición de la estructura social que acaba subordinando de múltiples y torcidas formas a las mujeres", añadió.
Finalmente, concluyó el doctor en filosofía, "tanto La Manada como el director de televisión o cualquier otro en una situación como la suya, esgrimirán la cultura y las costumbres, además de la inacción de las víctimas, como coartadas para evitar el reproche y la pena; pero si se tolera que lo hagan, se estará consintiendo que sea el género, esa asignación artificial de papeles, el que acabe teniendo la última palabra".
Lea la carta completa de Carlos Peña
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