Fernando Candia (izquierda) y Felipe Osiadacz
Emol
SANTIAGO.- Inaugurada en 1996 con capacidad para 2.500 reclusos, la cárcel de Sungai Buloh, a 30 kilómetros del centro de la ciudad del mismo nombre en Malasia, hoy alberga alrededor 6 mil. Entre ellos, dos jóvenes chilenos: Fernando Candia y Felipe Osiadacz.
Para sus padres, quienes piden a la Cancillería gestiones para su protección desde que entraron a prisión en agosto pasado, acusan que el riesgo de contraer enfermedades debido a las condiciones carcelarias es "inminente".
Por eso, solicitan intensificar las diligencias para que sus hijos reciban las vacunas contra la malaria, fiebre amarilla y hepatitis, medida que el propio gobierno malasio tomó con respecto a los presos de origen nacional, pero en la que no fueron incluidos los chilenos.
El requerimiento está siendo tratado por el senador Francisco Chahuán, miembro de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, y por el abogado que lo asesora, Juan Carlos Manríquez.
La solicitud cobró fuerza luego de que la familia fuera recibida por el ex Presidente Eduardo Frei, en su calidad de embajador en misión especial para el Asia-Pacífico.
Los jóvenes esperan un juicio por el confuso incidente que terminó con la muerte de un malasio en el hotel donde se hospedaban. De ser hallados culpables, arriesgan el castigo de la horca.
La audiencia del juicio está programada para agosto, donde se espera que estén presentes los familiares de los jóvenes y autoridades de Cancillería y que reciban una pena menor. Las gestiones que se realizan tienen como objetivo final el retorno de los jóvenes para que cumplan su condena en Chile.
