SANTIAGO.- El ministro de Educación, Gerardo Varela, abrió un nuevo flanco al Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, luego de que calificara como "pequeñas humillaciones" la serie de abusos que han denunciado distintas alumnas universitarias en las últimas semanas y que provocaron una ola de movilizaciones feministas en el país.
Los dichos del secretario de Estado generaron críticas en distintos sectores y fue la propia ministra de la Mujer y Equidad de Género, Isabel Plá, quien salió a responderle. "Las humillaciones no son ni pequeñas ni grandes, son humillaciones y todas lesionan la dignidad de las personas", dijo, en una vocería que calmó en parte las críticas hacia La Moneda.
Y este jueves, Piñera recalcó que entre los objetivos de la mesa de trabajo para alcanzar un desarrollo integral en el país se debe incluir la necesidad de "eliminar todo tipo de discriminación o de violencia contra nuestras mujeres, es parte esencial de lo que es un verdadero desarrollo integral".
Lo cierto es que a partir de la masiva marcha de ayer en contra del sexismo y el abuso a la mujer, el Gobierno tendrá que tomar una postura. A juicio de distintos académicos, La Moneda debe enfrentar el tema debido al alcance político de la movilización y a que esta puede ser una oportunidad o el germen de una crisis mayor.
Al respecto, la Directora del Doctorado en Educación de la Universidad Alberto Hurtado y experta en investigaciones sobre género y educación, Teresa Rojas, destacó que "acá hay una conversación que se va a instalar a nivel de las aulas y también a nivel productivo y de relaciones sociales".
"Ahí veo cambios en el mediano y corto plazo de figuración, visibilidad y participación de las mujeres. Va a ser muy difícil que en las próximas elecciones de autoridades no tengan este tema en la agenda de las campañas. En ese sentido, el movimiento instala una nueva conversación que el Gobierno tendrá que escuchar", aseguró.
Roxana Pey, por su parte, considera que el gobierno "está tratando de resolver esto rápidamente, pero ha quedado totalmente sobrepasado". Destaca, además, que el movimiento "ni siquiera ha mencionado a una figura del gobierno", a pesar de las intervenciones de la propia ministra, sobre todo a través de Twitter. Por eso, afirma, "el gobierno quedó en la irrelevancia total".
"Creo que están pensando que esto se resuelve con un par de protocolos y se acaba. Si lo minimizas a eso, parece de fácil solución, pero eso no es ni lo que está pidiendo ni lo que resuelve este asunto. Están equivocados, porque esto engloba una dimensión difícil de resolver, que tiene características de explosión social. Es el fin de la tolerancia contra el abuso de todo tipo", opina Pey.
En tanto, el académico de la escuela de Ciencia Política de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, destacó que "este movimiento va a impactar en la agenda de los partidos y el Gobierno, y puede tener una consecuencia en la forma en que los partidos van a comenzar a ver la política".
¿Qué puede hacer el Gobierno?
Según Rojas, "uno esperaría que el Gobierno sea proactivo y no solamente un observador de la marcha, un regulador de que los protocolos existan o alguien que se suma muy pasivamente a lo que está sucediendo”. En ese sentido, destacó que Plá "tuvo inteligencia política en entender la naturaleza y la profundidad de lo que se está jugando".
"Lo del ministro Varela puede ser una anécdota, pero es expresión de una torpeza que si el Gobierno no sabe pararla a tiempo puede afectarle y ser visto como un Gobierno poco sensible que no entiende la profundidad del movimiento y que no empatiza con el dolor y las denuncias. En la medida que eso suceda, tienen una gran oportunidad”, indicó.
"Lo que le queda a este Gobierno es trasladar esa agenda de género más política a una de derechos"
Mauricio Morales, académico de la U. de Talca
En tanto, Pey destaca que "en el gobierno están tratando de resolver esto rápidamente, pero ha quedado totalmente sobrepasado por esto. El movimiento ni siquiera ha mencionado a una figura del gobierno y el gobierno quedó en la irrelevancia total, no tiene nada que decir más allá de un tuit de la ministra".
En esa línea, destaca que desde el Gobierno "se han puesto a distancia porque no se sienten interpelados por el movimiento, como que la marcha fuera dirigida a otra parte, están como de espectadores. Creo que están pensando que esto se resuelve con un par de protocolos y se acaba, pero están equivocados porque esto engloba una dimensión difícil de resolver".
A juicio de Morales, el Gobierno en si no puede hacer mucho más, "salvo tratar que la ministra de la Mujer tenga un rol mucho más protagónico y más congruente en relación a las demandas. Eso la podría catapultar como una de las figuras centrales y capaz de capturar la popularidad del movimiento".
Bajo la sombra de Bachelet
Otro elemento que tendrá que tener en consideración el Ejecutivo son los avances que logró la administración anterior en materia de género. "Tienen la vara alta, porque no solo impulso programas de equidad de género, sino que la ley de cuotas que tuvo un impacto institucional evidente sobre la representación femenina", dijo el profesor de la U. de Talca.
"Lo que le queda a este Gobierno es trasladar esa agenda de género más política a una de derechos y de esa forma tratar de plantearse como novedad frente a lo que hizo Bachelet", indicó.
Mientras, Rojas agregó que "este gobierno partió con una carga: ha obstaculizado la implementación del aborto en tres causales, lo que fue muy emblemático. En ese escenario han tenido muy poca empatía con la experiencia femenina y si no dan señales de que la agenda le importa, va a ser una piedra en el zapato y un problema de gestión".
"El gobierno no le ha dado la fuerza que estos temas necesitan, hay una vara alta y poco entusiasmo inicial para hacerse cargo de estos temas. Las señales desde el Ministerio de Educación son claras en no tener personas claves o representativas sobre los temas de género", recalcó.