SANTIAGO.-
Todos los cargos a disposición. Así de tajante fue la respuesta de los obispos chilenos al Papa, luego que éste les entregara una dura carta tras la primera de las cuatro citas que tuvieron en el Vaticano esta semana.
El documento, al cual tuvo acceso T13, instó a los prelados a reflexionar sobre lo sucedido que dejó una "herida abierta, dolorosa (...) que ha sido tratada con una medicina que, lejos de curar parece haberla ahondado más en su espesura y dolor".
Dentro de este duro escrito, donde también aseguró que la remoción de personas "no alcanza" para poder reparar el "escándalo", el Papa desafió a los obispos con conceptos que dejaban claro los errores cometidos en la Iglesia chilena.
Presiones a investigadores
En el documento, el Sumo Pontífice declara que tras la investigación realizada por monseñor Charles Scicluna en nuestro país -en la que se entrevistó con varios personajes sobre el posible encubrimiento del obispo Barros en el caso Karadima- le causó "perplejidad y vergüenza" las declaraciones tomadas en las que se certificaban "presiones ejercidas sobre aquellos que debían llevar adelante la instrucción de los procesos penales".
Destrucción de pruebas
Asimismo aseguró que constató la "destrucción de documentos comprometedores por parte de encargados de archivos eclesiásticos, evidenciando así una absoluta falta de respeto por el procedimiento canónico y, más aún, unas prácticas reprobables que deberán ser evitadas en el futuro".
Minimización de hechos delictivos
La máxima autoridad de la Iglesia Católica puntualizó que la investigación demostraba que hay "graves defectos" en cómo se gestionan los casos de "delicta graviora que corroboran algunos datos preocupantes que comenzaron a saberse en algunos Dicasterios romanos (nombre que se les da a los organismos especializados de la Curia Romana).
Estos defectos se dieron en el modo de recibir las denuncias "pues en no pocos casos han sido calificados muy superficialmente como inverosímiles, lo que eran graves indicios de un efectivo delito".
Scicluna informó que durante su visita notó también la "existencia de presuntos delitos investigados solo a destiempo o incluso nunca investidos" mientras que en otros se confirmó "gravísimas negligencias en la protección de los niños/as y de los niños/as vulnerables por parte de los Obispos y Superiores religiosos, los cuales tienen una especial responsabilidad en la tarea de proteger al pueblo de Dios".
Antecedentes anteriores
En el informe llamado "Misión Especial" también se comprobó que "en el caso de muchos abusadores se detectaron ya graves problemas en ellos en su etapa de formación en el seminario o noviciado".
Constan en las actas "graves acusaciones contra algunos Obispos o Superiores que habrían confiado dichas instituciones educativas a sacerdotes sospechosos de homosexualidad activa".