SANTIAGO.- "He recibido aproximadamente cuatro o cinco correos de miembros criticándome duramente por la conducta que tomé, y he recibido 30 correos agradeciendo prudencia y capacidad de diálogo".
Así se refirió el rector de la Pontificia Universidad Católica, Ignacio Sánchez, a la toma feminista de Casa Central que terminó este lunes de manera pacífica, en conversación con Agricultura.
Y es la capacidad de diálogo lo que más destacan los expertos y los líderes estudiantiles entrevistados por Emol. "Fue súper astuto en términos políticos. Supo leer el contexto social y político en el cual estamos viviendo", afirmó la secretaria ejecutiva de la Unidad Igualdad y Diversidad de la U. de Valparaíso, Javiera Arce.
"Identificó un momento donde había que escuchar, se mostró dispuesto al diálogo, actuó en forma pacífica, sobre todo en contraste al desalojo del Instituto Nacional de la semana pasada", opina Kenneth Bunker, doctor en Ciencia Política y académico de la U. Central.
Desde la vereda de los ex líderes estudiantiles del plantel universitario, Macarena Ahumada, candidata a la Federación de Estudiantes UC en 2014 por el movimiento Nueva Acción Universitaria, también se refirió al actuar del rector.
"Creo que fue el más inteligente de todo este proceso. Fue muy astuto en ver cómo podía, por un lado, sacar réditos personales del manejo del conflicto y al mismo tiempo dar espacio a las demandas que de las mujeres movilizadas", aseguró. Sin embargo, critica que se haya reunido con estudiantes disidentes previamente a reunirse con las movilizadas y no de forma abierta.
Para el director área del servicio público de fundación Jaime Guzmán y ex dirigente del Movimiento Gremial, Francisco Javier Ramírez, aunque destaca que abogara por el diálogo, señala que validó "formas de manifestarse" que considera "complejas".
"Efectivamente podrían llegar a tomarse de nuevo la UC de acá en adelante por otros temas, no solamente por el movimiento feminista, y el rector quedaría un poco atado de manos. Si ya permitió que en una oportunidad se tomaran la universidad y que no hubiesen sanciones correspondientes, bueno ¿por qué le podemos negar la posibilidad a otros de tomarse la universidad y no sancionarlos?", plantea.
Las estudiantes en toma vs. la disidencia
Después de un punto de prensa, las estudiantes que estaban en toma dejaron la universidad tomadas de la mano, con participación de algunos alumnos que también formaron parte de la movilización.
Esa imagen, para Ahumada, sumada al hecho de que la toma se realizara sólo en el sector más icónico de la universidad y que no haya terminado con destrozos, le parece valorable y un cambio de paradigma.
"Como lo hicieron es súper reinvindicativo de una forma distinta de hacer presión, más allá de la toma como un símbolo de algo violento. Funcionó muy bien, porque finalmente las demandas sí se empezaron a cumplir. Es un tremendo avance no sólo para la UC en sí, sino para un ideario colectivo sobre las formas de movilizarse", señala.
Para Bunker, se trató de "el epítome de todo lo que estaba pasando en las semanas anteriores". "Cuando se mire hacia atrás, se va a recordar eso por lo que significa la UC. Es mucho más poderoso tomarse una casa de estudios que es tradicional y conservadora, que una más progresista", asegura.
Junto a las estudiantes movilizadas, un grupo de alumnos disidentes a la toma como forma de manifestación decidieron quedarse en la Facultad de Derecho "resguardando" el lugar y protestando en contra de una decisión que acusaron como antidemocrática.
"Por supuesto que las tomas no se preguntan. Las tomas van y se hacen, así funcionan los movimientos sociales. Los derechos nunca se han ganado pidiéndolos por favor y esto está claro", argumenta Arce. Dadas las situaciones denunciadas previo a la toma, la académica considera que "no apoyar eso es no tener conciencia de género".
Ramírez, en tanto, asegura que no se trata de estar en contra de las demandas del movimiento, sino de la forma de protesta. "A pesar de que la toma es un método violento, tampoco quienes estaban en ella querían aumentar esa violencia, ni los de la contratoma querían provocarla. Creo que se generó un equilibrio que permitió que no hubiesen más problemas con la violencia", destaca.
La ausencia de hechos violentos es algo que destacan transversalmente todos. Así lo resume Bunker: "Esto da esperanza con respecto a que se pueden resolver las diferencias conversando, que no es necesario llegar a puntos violentos".