SANTIAGO. - "Con la claridad que da la abstinencia", se sentó esta mañana el ingeniero comercial Rafael Garay, ante el 3° Juzgado de Garantía de Santiago, para dar su detallada versión de los hechos que lo tienen imputado por estafa a 29 personas, en un monto que supera los $1.200 millones.
En la audiencia, que terminó con el rechazo, por cuarta vez, de la sustitución de la prisión preventiva que tiene desde hace 17 meses -con excepción de 10 días de arresto domiciliario en diciembre-, por otra medida cautelar, Garay explicó, ordenada y pausadamente, su situación desde 2008 a la fecha.
Según el ingeniero, ese año creó la sociedad Think & Co, pero no fue hasta 2013 cuando empezó a utilizar el dinero de la empresa y clientes.
"Parte de las rentabilidad de otros clientes las empecé a cubrir con el monto total, con el capital que existía de otros cliente y también pasó un fenómeno bien extraño, que mientras peor estaba en lo emocional o en alcoholismo, más clientes querían ingresar".
Así, continuó hasta junio del 2016, cuando publicó en Facebook que estaba enfermo, pero que en verdad, tenía intención de suicidarse.
"Compré insulina por Mercado Libre. Era la dosis, de acuerdo a lo que había leído en internet, que me habría quitado la vida. Me inyecté esa dosis y no dio el resultado que yo esperaba. Desperté doce, catorce horas después, vomitado entero", señaló, agregando que continuó con la mentira de una enfermedad hasta que hiciera otro intento, ya que, además tiene "antecedentes de suicidio cercano".
Posteriormente, señaló, "intenté revertir la situación", lo cual se vio impedido por su estado emocional.
Así también Garay dejó claro que estaba al tanto de los antecedentes que existen en la investigación en su contra, asegurando que el peritaje de la PDI en el que se basa la acusación de la Fiscalía Centro Norte "subestima" el monto defraudado, reconociendo una deuda por $110 millones más de los imputados.
En Rumania
Por casualidad y no como parte de "un plan posterior", explicó, viajó a Rumania con 53 ampollas de morfinas con las que intentaría quitarse la vida el 27 de diciembre de 2016. Sin embargo, "me convencieron de no hacerlo".
Ya el 18 de noviembre, "estaba sentado tomando un café, se sientan dos policías en mi mesa y me preguntan si estaba en conocimiento que había una alerta roja en mi contra", por estafa. Tras esto, fue hasta una unidad policial para ser notificando formalmente, donde incluso, agregó, ayudó a traducir la información que tenían en español.
Esa noche la pasó en prisión y, al día siguiente, se le confirmó en una audiencia que no había una orden de arresto o extradición, por lo podía ser dejado en libertad. Sin embargo, indicó, "ofrecí arresto domiciliario total" para esclarecer los hechos.
Fue ese mismo día cuando tuvo acceso a la prensa chilena y se dio cuenta "que un proceso tan justo no iba a tener. Básicamente ya estaba condenado en los medios a las primeras 24 horas".
Frente a esto, siguió el consejo de su defensa sobre esperar la extradición para saber con certeza los delitos imputados.
Sin embargo, la magistrada a cargo de la audiencia consideró que el acusado no presentó antecedentes que colaboraran sustancialmente en la aclaración de los hechos, y que existía peligro de fuga y la sociedad, por lo que sostuvo la prisión preventiva.
Consultado sobre el nuevo monto reconocido, el fiscal centro norte, José Morales, señaló que "es un antecedente más. La Fiscalía considera que ese es el monto que tenemos objetivamente y esa es parte de la objetividad del Ministerio Público".
Además, el persecutor señaló que el relato es "parte de la estrategia de la defensa", y que "en general, tratándose de una persona que está acusada de estafa, se trata de declaraciones poco creíbles".
La resolución del tribunal implica que Garay tendrá que esperar el juicio oral en el anexo Capitán Yábar.