SANTIAGO.- La semana empezó con noticias desde El Vaticano: el Papa Francisco, tras recibir la renuncia de todos los obispos de la Conferencia Episcopal chilena, había tomado como primera decisión aceptar tres. Así, los primeros sacerdotes en salir de sus diócesis fueron Juan Barros, en Osorno; Gonzalo Duarte, en Valparaíso y Cristián Caro, en Puerto Montt.
Se trata de una resolución largamente esperada desde que se iniciara un proceso de investigación desde la Santa Sede, y que, según expertos, está lejos de terminar. Ahora, para los tres renunciados se abre un escenario incierto: ¿Qué pasará con ellos dentro de la Iglesia?
Para la doctora el Teología Sistemática y académica de la Universidad Católica, Sandra Arenas, se trata de un fenómeno "poco común". "No es para nada frecuente sacar obispos que estén en pleno ejercicio de su ministerio episcopal, y con la edad adecuada para seguirlo ejerciendo", explica a Emol.
Por eso hace una diferencia entre las renuncias: Barros todavía tenía los requisitos etarios para seguir en el obispado, pero Duarte y Cordero ya habían cumplido los 75 años, edad en que es deber del sacerdote presentar su renuncia voluntaria al Pontífice. Es por esto que tras los hechos de hoy, ambos pasarán a ser obispos eméritos.
"En el caso de Barros, lo esperable es que no sea relevado a ningún otro cargo episcopal: ni obispo auxiliar de alguna diócesis, ningún cargo en la curia. Podría quedar como cura en alguna parroquia", dice. De lo contrario, afirma, parecería "un movimiento de piezas de ajedrez".
"Seguramente no tomará ningún cargo que implique liderazgo de una comunidad ni uno de administración", añade.
La "responsabilidad de la institución"
Consultada sobre su opinión en torno a la figura de Barros, quien podría convertirse en una piedra en el zapato para la Iglesia, la teóloga de la UC Claudia Leal asegura que dependerá de la manera en que los obispos "desplieguen su papel".
"También de cómo la Santa Sede asuma las medidas que se están tomando, porque va a haber personas que efectivamente van a transformarse en piedras en el zapato, pero seguramente el mismo Papa va a encargarse de no descuidar ese detalle", señala.
Por eso, considera que "el error que hemos cometido muchas veces es trasladar a las personas o dejarlas sin apoyo institucional". "De alguna manera son parte de la institución, y por responsabilidad con la sociedad ella tiene que hacerse cargo", dice.
A su juicio, no volveremos a ver a los renunciados en "cargos eclesialmente relevantes". "Pero eso no impide que se les puedan pedir algunos servicios pastorales, pero van a ser acotados, específicos y focalizados".
Un perfil bajo
Debido al tema de la edad, el teólogo y doctor en Ética y Democracia, Álvaro Ramis, asegura que Barros tendrá que "reubicarse en alguna función distinta". "Va a tener que buscar un lugar de servicio y pastoral, seguramente en Santiago, donde tiene mayor arraigo que en otras zonas", conjetura.
"Seguramente va a tener un perfil más bien bajo o administrativo, institucional", relata a Emol, precisando que ese lugar debe permitirle "ejercer una labor ministerial pero sin un perfil muy alto" donde "pueda ejercer su labor sin generar el ruido que ha provocado este debate", al menos "hasta que se puedan aclarar todas las preguntas ligadas al caso".
También destaca la importancia de renovar el obispo en Puerto Montt. "Ese arzobispado está ligado a Osorno, como sede central de esa zona. Seguramente ahí van a hacer equipo para normalizar y generar un clima de reconciliación en la Iglesia local", concluye.