Matías Delacroix, El Mercurio
SANTIAGO.- La coordinadora del
Consejo de Prevención de Abusos de la Iglesia,
Pilar Ramírez, comentó sobre la labor que tiene en conjunto con
Josefina Martínez, Marcela Sáenz, Larry Yévenes y David Albornoz para acoger y escuchar las denuncias de las personas violentadas por miembros de la institución eclesiástica.
"Es importante que se sepa es que tanto el consejo como las personas que vamos a hacer esta labor nunca vamos a negarnos a recibir a alguien que necesite esta ayuda", dijo Ramírez en conversación con Radio Cooperativa.
La misión, añadió, "obedece a la naturaleza del encargo: el monseñor Scicluna lo que nos pide es '
por favor háganse cargo de todas estas personas que yo no pude atender', a eso se refiere, por lo tanto, tiene que ver con satisfacer esa demanda que se nos ha hecho".
"El cómo va a seguir o qué va a seguir habrá que analizarlo según la necesidad", apuntó.
También reiteró que "tanto el correo (electrónico) como el teléfono son vías de coordinación. Lo que a nosotros nos han pedido muy especialmente es hacer instancias de escuchas, por lo tanto, yo creo que ahí hay una dimensión que se oculta un poco".
Por otra parte, la religiosa Marcela Sáenz, se refirió en Radio Universo a la ausencia del obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, en el consejo comentando que él "no quiso participar".
"Yo creo que en este momento Juan Ignacio es muy consciente del peso de su figura como obispo, del peso también ante la opinión pública, yo encontré un gesto muy lúcido de su parte que dijera que no participaría, esa ha sido su actitud siempre en el consejo, de dejar la tarea en manos de las personas que participan como consejeros, a mí no me extrañó tanto que él se marginara de esta escucha puntual", comentó.
Respecto a si esa decisión fue correcta, manifestó que "facilita (el proceso) ciertamente".
Finalmente, reveló que la primera sensación que le ocurre con las denuncias "es de horror, de una rabia profunda, de una pena enorme porque las personas víctimas de abusos que a mí me ha tocado escuchar lo primero que dicen no es un reclamo hacia la iglesia, lo primero es su propio dolor, lo que han vivido y eso es tremendo".
"Es tremendo no sólo por la experiencia del abuso que como tal que ya es tremenda para cualquier persona que la sufra, si no que además porque en el caso del abuso cometidos por personas de la Iglesia y hay cosas espirituales que se tocan", agregó.
