SANTIAGO.- Esta mañana se conoció que el Papa Francisco aceptó la renuncia de los obispos
Alejandro Goic y
Horacio Valenzuela, encargados de la diócesis de Rancagua y Talca respectivamente, poco más de dos semanas después de hacer lo mismo con
Juan Barros,
Cristián Caro y
Gonzalo Duarte.
Sobre estas dimisiones se refirió el Secretario general adjunto de la Conferencia Episcopal, Jaime Coiro, en Radio Pauta donde sostuvo que lo que el Pontífice busca es "una nueva forma de hacer Iglesia, más pueblo de Dios que jerárquica y concebida por una élite".
Valenzuela ha sido reconocido como presunto encubridor de los abusos cometidos por Karadima mientras que Goic -cuya renuncia se debió a su edad- ha estado envuelto en el polémico caso "La Familia", que investiga las acusaciones de conductas sexuales impropias y eventuales abusos contra sacerdotes de la diócesis.
Al ser consultado sobre si la salida de Goic significaría algún tipo de impunidad para las víctimas, Coiro dijo "por el contrario, es una oportunidad".
"Una de las tareas del obispo Goic es reparar los errores que el mismo admite ha cometido, las omisiones que tuvo, la no debida ponderación de algunos relatos que conoció", agregó.
Coiro continuó señalando que hasta el momento "han sido sometidos a medidas cautelares todos los investigados. Las noticias tranquilizadoras para la comunidad es saber efectivamente cuál es la verdad respecto de cada uno de los casos".
Por su parte, dos de las víctimas de Karadima, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo, dieron a conocer su opinión sobre estas renuncias especialmente sobre Valenzuela.
En conversación con Cooperativa, Cruz señaló que todavía "hay mucho más que sacar, pero despertar con dos más fuera me da esperanza" y agregó que existe "una cultura siniestra, perversa, metida en lo más profundo del ADN de la Conferencia Episcopal chilena; se protegen entre ellos y hacen la vista gorda, son una manga de corruptos".
Murillo usó su cuenta de Twitter para agregar "pasito a pasito" a las noticias de las renuncias.