SANTIAGO.- "Miles de chiquilles". Esa fue la expresión que usó en su cuenta de Twitter la ex Presidenta de la República, Michelle Bachelet, cuando felicitaba a la ganadora del popular programa de Chilevisión, Pasapalabra. Se trató de un cambio en la forma que había utilizado tradicionalmente para referirse a un grupo masivo, compuesto de diversos géneros. Antes, solía ocupar la fórmula "chiquillos y chiquillas".
Se trata de algo que las organizaciones feministas han puesto en el debate, y que se conoce como "lenguaje inclusivo", un esfuerzo por palear los rasgos del lenguaje que hoy se califican como sexistas. Entre ellos, que los sustantivos, en plural, adopten la forma masculina.
Pero el uso de la "e" para reemplazar la "a" y la "o" no es la única opción. Hay quienes prefieren omitir el género y reemplazan el espacio por una "x" ("chiquillxs") o por un signo de arroba, que parece incluir ambas formas ("chiquill@s"). Como alguna vez lo hizo la ex Presidenta, el actual Mandatario también prescinde del masculino para dirigirse a todos: usa, a menudo, la expresión "ciudadanos y ciudadanas".
Expertos han afirmado que es un uso poco económico del lenguaje, y la propia Real Academia Española asegura que es innecesario porque la forma masculina, en su variable plural, incluiría a ambos sexos. Pero una parte de la población reclama que usar un género en representación del otro termina por invisibilizar. La discusión, de cualquier forma, no ha sido exclusiva del idioma español.
Asteriscos en Alemania
En el alemán, por ejemplo, el artículo para hablar de algo femenino es "die" y para lo masculino se utiliza "der". La particularidad es que, a diferencia del español, existe un artículo de género "neutro", que es "das", y que se usa para sustantivos que abarcan ambos géneros, así como algunos objetos. Por ejemplo "das kind" significa "niño/niña".
"Es un tema que se viene tratando hace tiempo y muestra preocupación en cuanto a aspirar a una no discriminación léxica entre los géneros"
Álvaro Camú
Las palabras, en sí mismas, tampoco tienen género, aunque existe la opción de agregar la terminación "-in" para "feminizarla". Por ejemplo, si se quiere precisar que un estudiante (student) es mujer, se le puede decir "die studentin".
Así lo explica Álvaro Camú, director de cursos y exámenes del Goethe-Institut Chile, aunque asegura que no todo está resuelto. "Aún se discute, por ejemplo, cómo dirigirse en forma inclusiva a un público compuesto por hombres y mujeres, pero culturalmente hablando es un tema que se viene tratando desde hace mucho tiempo, y el idioma da muestra de la preocupación que ha existido siempre en cuanto a aspirar a una no discriminación léxica entre los géneros", explica a Emol.
Camú cuenta, además, que se asoma como fenómeno en Alemania la creación de nuevas formas para referirse a esos plurales, aunque no son reconocidas oficialmente por el ente académico equivalente a la RAE, el Duden. Según la gramática, para decir "profesores y profesoras" se debería ocupar "Lehrer und Lehrerinnen", pero extraoficialmente se ocupan las formas "Lehrer*innen" o "LehrerInnen".
La inquietud por encontrar una solución, asegura Camú, apareció “bastante antes” que en Chile.
Inglés: Palabras y no terminaciones
En inglés tampoco existe una marca que diferencie los sustantivos entre femenino y masculino. "A teacher" es, a su vez, un profesor o una profesora. Pero el uso de la palabra hombre ("man") se ha integrado a la conformación de palabras como algunas profesiones, entre ellas bombero ("fireman", compuesto por las palabras fuego y hombre) y guardia ("watchman", que integra el verbo "watch" o vigilar).
Con el tiempo, esas denominaciones dejaron de usarse. Hoy un bombero es un "firefighter" (luchador contra el fuego) y un guardia es un "security guard" (guardia de seguridad). Ninguna de ellas tiene marca de género.
Algo similar ocurría en el sentido contrario: a quienes tripulaban los vuelos se les llamaba "stewardess", que incluía la terminación "ess" en la palabra "auxiliar", lo que denotaba que se trataba por defecto de una mujer. Hoy al trabajo se le llama "flight attendant" o "auxiliar de vuelo".
"Hay muchos términos que, cuando se aplican dentro del idioma como tradicionalmente se conocía pero en contacto con otra cultura, pueden ser hasta ofensivos"
Adrian Barnes
"Siendo el inglés un idioma global, ha necesitado ser más sensible a temas como la igualdad de género, de identidad, incluso de culturas. Hay muchos términos que, cuando se aplican dentro del idioma como tradicionalmente se conocía pero en contacto con otra cultura, pueden ser hasta ofensivos", dice Adrian Barnes, director de Asuntos Académicos del Instituto Chileno Norteamericano.
Entre ellos menciona la expresión "color blind", que se traduce literalmente como "ciego de color" y hace referencia a personas con algún grado de problema con la percepción del color, como quienes tienen daltonismo. "Si uno describe eso enfrente de una persona afroamericana, está más o menos diciendo que esa persona es invisible", explica Barnes. Esto se debe a que, en el idioma, una de las denominaciones que se usa para ese sector de la población es "people of color" o "gente de color".
"El tema de la cultura te presenta la necesidad de poder interactuar con esa realidad", opina Barnes. El uso de estas palabras suele entenderse como algo "de sentido común", que no genera resistencia a no ser que se lleve a "un extremo". Como ejemplo cita la ciudad británica de Manchester, que a pesar de llevar la palabra "man" no hace referencia a un hombre. "Si se pidiera cambiar los nombres de las ciudades, obviamente provocaría resistencia, pero con el tema en sí, que es generar igualdad de género en lo lingüístico, no existen aprensiones".
Pictogramas chinos
En el caso de China, se trata de un debate que todavía no se abre, debido a que son otras las prácticas en las que el sexismo predomina de manera más evidente. Introducir cambios en el lenguaje, además, es complejo, debido a que el sistema de escritura se basa en caracteres o pictogramas, que combinados se han utilizado al menos durante tres mil años como forma escrita de la lengua y que no representan sonidos (como el alfabeto en español), sino que poseen su propio significado.
"No hay marcas de género como sí ocurre en el español, donde ese debate está en la escritura. Si uno pudiera identificar machismo en ese idioma, está en las expresiones y en los caracteres mismos. Esa violencia está ahí, más que en el hablar", explica a Emol Constanza Jorquera, analista internacional y académica de la U. Diego Portales.
A pesar de que en el lenguaje oral la expresión para decir "él" o "ella" se dice de la misma forma, existe una diferencia al momento de escribirlo, porque se le añaden los caracteres de hombre (
) o de mujer (
). Ellos también
se integran en palabras que no tienen sentido asociado a uno de los sexos, donde ocupan el lugar de una letra más.
"Generalmente los que llevan el carácter de hombre son palabras positivas, como trabajador o fuerza. En el caso del de la mujer, están discusión, adulterio, obscenidad, celos, enfermedad"
Constanza Jorquera
"Generalmente los que llevan el carácter de hombre son palabras positivas, como trabajador o fuerza. En el caso del de la mujer, están discusión, adulterio, obscenidad, celos, enfermedad. Para mí eso es lo violento: las palabras con carácter de mujer, aunque no todas, tienen connotación negativa y las de los hombres suelen realzar la virtud", explica.
Todos los caracteres son simplificaciones de una imagen que representa algo. "Hoy la gente lo ve como un carácter simplemente, pero en la antigüedad, cuando empiezan a formarse los caracteres, el de la mujer representaba a una mujer inclinándose, sumisa. El del hombre viene de un hombre arando la tierra. Uno lo ve hoy y son trazos, pero trae condicionada la fuerza, el liderazgo, el trabajar", añade Jorquera.
Por eso, explica que se trata de un idioma donde el problema no radica en el lenguaje, porque los caracteres ya son las palabras. "Sería demasiado complejo que ahora 'adulterio' se escribiera de otra forma, porque para ellos son letras, está en otra dimensión. Si se va a dar un debate lingüístico es el de reflexionar cómo el idioma se construyó en base al machismo, a la dominación y la sumisión, pero este que se da en Chile no se va a dar en China porque ese no es el problema", asegura.
Formalidad coreana
En cuanto al coreano, referirse a las personas por su género no es una práctica. "Se usa el tú, el ustedes o los honoríficos, como la profesión de la persona, pero no hay marcas de género", explica Jorquera.
"En el hablar no hay género, de hecho escribir cartas tiene una cierta complicación, porque nada denota si se trata de un hombre o una mujer", cuenta. El alfabeto, aunque en lo aparente podría asemejarse al chino, representa sílabas y no palabras con significado.
Lo que sí hay son niveles de discurso: formal e informal. "Es más común que a las mujeres se les trate de 'tú', de manera informal, y a los hombres de 'usted'o con un sufijo que implica 'señor'. Se nota más en lo que está entrelineas en el lenguaje", concluye.