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Ginecóloga busca incluir la clamidia a la salud pública: “Es frecuente, muy desconocida y tiene secuelas tremendas”

Es la principal causa de infertilidad en mujeres y aumenta en más del doble la probabilidad de contagio del VIH. Esta tarde, Andrea Huneeus se reunirá con el ministro Santelices para poner el tema en agenda. “Es muy injusto que el diagnóstico sólo se pueda hacer en el sistema privado”, dice.

06 de Julio de 2018 | 11:18 | Por Consuelo Ferrer, Emol
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El Mercurio
SANTIAGO.- Por lo general no tiene síntomas, pero sí consecuencias: genera embarazos tubarios —fuera del útero— que producen hemorragias, desencadena partos prematuros, es la causa más frecuente de infertilidad en mujeres y aumenta 2,5 veces la probabilidad de contagio del VIH. El tratamiento de la clamidia es apenas una dosis de antibiótico, pero para diagnosticarla es necesario recurrir al sistema privado.

"Tenemos muestras que dicen que hasta un 9% de la gente sexualmente activa estaría contagiada, es decir que debe haber unas 300 mil personas con clamidia y que no lo saben. Es una infección frecuente, muy desconocida y que tiene secuelas tremendas", dice a Emol la ginecóloga infantojuvenil Andrea Huneeus, cuya cruzada hoy es lograr que el examen que la detecta se pueda realizar en cualquier hospital público.

Como directora de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología Infantil, la ginecóloga se reunió este viernes con el ministro de Salud, Emilio Santelices, junto a los líderes de las sociedades de Ginecología y Obstetricia, Infectología y Pediatría. Su recepción, asegura, fue positiva, y se mostró dispuesto a avanzar en el proceso de implementar el test en el sistema público, generarle un código Fonasa y en integrar la infección a la encuesta nacional de salud.

"Como sociedades médicas encontramos que es muy injusto que este diagnóstico se pueda hacer en el sistema privado y no en el público, por lo que queremos pedirle al ministro que implemente este test, y que esté accesible para todos los chilenos y chilenas", dice.

No es la única infección de transmisión sexual que no se puede detectar en la salud pública ni tiene cobertura en la privada. Es el caso, también, de los herpes y las tricomonas, un parásito cuya prevalencia ni siquiera se ha estudiado en Chile. Ninguna de las tres patologías tiene notificación obligatoria ni programas de tratamiento en los centros públicos.

Para Huneeus, Chile está al debe en muchos otros aspectos de la salud sexual.

Detrás de las cifras de VIH


En abril pasado, el ministro Santelices entregó una cifra: 100 mil personas contagiadas de VIH en el país, y una meta en términos de mortalidad inferior a la propuesta por el Estado: 2,9 personas por cada 100 mil contagiados, en lugar de 1,2.

"Todos estamos muy asustados con lo que pasó con el VIH: nadie se esperaba eso, se ha creado una alarma muy importante y por eso tenemos que empezar a encontrar todas las razones de por qué pasó, y una de esas razones es la clamidia", dice Huneeus, quien asegura que si bien existe cierta educación —aunque no óptima— con respecto a la anticoncepción, no pasa lo mismo con las infecciones de transmisión sexual (ITS).

¿Qué es lo que ocurre, que parece haber una preocupación pero eso no se traduce en una reducción de las enfermedades?

"Necesitamos hablar de este tema, porque si no lo tocamos, las infecciones van a volar. Si no lo hablamos pasa lo que está pasando ahora, que tenemos un grupo inmenso de gente portadora"

Andrea Huneeus
Hay una preocupación pero no ha habido medidas concretas muy serias. Pero si existe preocupación se empieza a diagnosticar más. Con esta alarma, más gente se va a hacer el test de VIH y van a salir más casos. Lo mismo cuando se implemente el diagnóstico y la notificación obligatoria de la clamidia: de cero casos vamos a pasar a 300 mil. Eso no es porque la infección subió, sino porque se empezó a mirar. La primera prioridad es mirar las ITS y quitarles el estigma.

¿Cómo ha evolucionado la enfermedad en los últimos años?

Cuando partió en Chile, el VIH era un problema de hombres adultos y hoy en día no. Si bien sigue siendo predominantemente masculino, se da mucho más en hombres jóvenes y en mujeres que al principio: antes había una mujer contagiada por cada siete hombres, hoy la proporción es 1 de cada 5. Las partes más duras del VIH se la llevan las mujeres. Hemos vuelto a tener en niños recién nacidos, porque las madres se contagian. Hasta el año pasado, la norma era hacer un test de VIH en el primer control de embarazo, pero hoy hay quienes se lo contagian durante. Ahora se realizan dos tests: uno al principio y otro al final, para tratarla a ella y que no contagie al niño en el parto.

¿La población se ha educado en términos de prevención de la transmisión de enfermedades, en el contexto de la era del internet?

El hecho de aumentar el acceso a la información genera transparencia. Necesitamos hablar de este tema, porque si no lo tocamos, las infecciones van a volar. Y son infecciones tratables y manejables. La clamidia se trata con una dosis única de antibiótico, ¡imagínate lo simple que es tratarla! Entonces si no lo hablamos pasa lo que está pasando ahora: que tenemos un grupo inmenso de gente portadora.

La Encuesta Nacional de la Juventud ha mostrado una tendencia en las parejas a usar más métodos anticonceptivos y preservativos.

Los jóvenes sí están usando cada vez más condón, a pesar de que el acceso a los condones para los jóvenes es súper complejo. Se venden en la farmacia y tienes que pedirlo, con todas las dificultades que te puedes imaginar que tiene un adolescente al comprar condones. No hay condones gratis, y la distribución en los consultorios es la misma que la de medicamentos para la presión alta. Pero de alguna manera de las han arreglado para estar usando cada vez.

¿El aumento en el uso de preservativos a pesar de la alta cantidad de personas contagiadas sin saberlo se podría explicar por un miedo a recibir diagnóstico?

Claro que existe. Cuando nosotros hacemos consejería, tenemos que tranquilizar a los jóvenes mucho rato y convencerlos de lo bueno que es hacerse el examen en vez de esconderse, porque hay mucho miedo al estigma del diagnóstico, a la culpa, y es muy importante acoger a un paciente para darle todas las esperanzas que requiera. Hay que explicar que estos tratamientos no se enfocan sólo en mejorar a la persona, sino que sirven también para dejar de repartir la enfermedad y que se corte la cadena de transmisión.

El rol de la educación sexual


Hace diez años, los ministerios de Educación y Salud de 17 países de Latinoamérica acordaron participar de "Prevenir con Educación", un plan para monitorear los avances en materia de salud sexual y reproductiva.

La meta, a siete años, era reducir en un 75% los colegios que no impartieran educación sexual y a un 50% la brecha de adolescentes y jóvenes sin cobertura de sus necesidades sexuales y reproductivas. En 2015, los resultados mostraron que el promedio de avance general en ambos tópicos fue de 69%, pero Chile obtuvo el más bajo de la región: un 39%.

¿Cuál es el panorama de la educación sexual en Chile?

Tenemos una ley de educación sexual que se promulgó en 2010 y que la hace obligatoria durante la enseñanza media, pero cada institución la ha implementado a su manera, porque no existe una norma sobre qué temas tratar, programas de enseñanza, nada. Esa ley llega a los 14 años de los alumnos: bastante tarde.

"La educación sexual es un derecho humano de los niños. Independiente de lo que piensen los padres, hay cosas que los niños tienen derechos a saber. Si hay una familia que dice "quiero que mi hijo no sepa nada hasta los 18 años", están vulnerando sus derechos"

Andrea Huneeus
¿Hacia dónde hay que seguir avanzando?

Necesitamos una ley de educación sexual en toda la educación escolar y un reglamento que sea claro respecto a los contenidos a implementar en cada nivel, de acuerdo a los necesidades de la edad. En la infancia, por ejemplo, es importante conocer y nombrar los genitales para poder prevenir el abuso y que los niños sean capaces de decir "mamá, me tocaron la vagina" y no "el tutu-tutu".

Todavía no se ha cerrado el debate del rol que cumplen en ese sentido los colegios y la familia, sobre todo después de lo que pasó en Santiago con el libro que editó la municipalidad, ¿qué pasa con eso?

La educación sexual es un derecho humano de los niños, eso es importante aclararlo. Independiente de lo que piensen los padres, hay cosas que los niños tienen derechos a saber. Es un debate que sí está pendiente, porque hay que decidir qué cosas se enseñan y a qué edad, pero estamos hablando de proteger a los niños. Si hay una familia que dice "quiero que mi hijo no sepa nada hasta los 18 años", están vulnerando sus derechos. Hay que aspirar a que se enseñe una educación sexual laica, sin visión ideológica, y que se enfoque en eso: el derecho humano de la educación sexual.

¿Y cómo se encuentra Chile con respecto a otros países?

Atrasado. Los países que publican de educación sexual —que son principalmente de Europa, sobre todo del norte— tienen las tasas de embarazo adolescente más bajas, tienen aborto legal y casi no lo practican, porque no lo necesitan. La cobertura anticonceptiva es increíble.

Sobre el tema del aborto legal, que justamente está siendo discutido en el Congreso argentino, ¿es parte de un conjunto de necesidades o demandas inmediatas que avanzan a la vez en salud sexual, o es necesario solucionar problemas anteriores primero?

Eso depende de la persona a quien le preguntes. Para mí, la mejor manera de prevenir el aborto es el acceso a la anticoncepción. Si nos dedicamos puramente a facilitarla y a mejorar la educación sexual, el problema va a bajar mucho. Pero esa es mi visión, y depende de la de cada persona, porque en Chile sí tenemos unas tasas altísimas de aborto libre, y ese aborto es inseguro y provoca muertes. Independiente de lo que tengamos como legislación, el aborto libre no va a bajar, y es un tema bien jodido porque estamos exponiendo a esas mujeres a un aborto inseguro.
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