Felipe Vargas, El Mercurio
SANTIAGO.- "Cuando en enero de este año el P. Óscar dejó la parroquia, sólo les pude informar que el motivo era una situación personal de carácter familiar que él mismo había manifestado. Hoy les puedo informar que esta situación fue una autodenuncia de abuso ocurrida hace más de diez años en un contexto no eclesial".
Fue parte del comunicado publicado en la página web de la iglesia Jesús de Nazareth el día viernes 25 de mayo, firmado por el obispo auxiliar Galo Fernández. El texto apareció horas después de que el Arzobispado comunicara que el sacerdote Óscar Muñoz, hasta entonces párroco del templo, había sido suspendido del ejercicio público del sacerdocio y relevado de sus cargos como canciller de la curia, luego de que se autodenunciara por abuso el pasado 2 de enero.
En ese momento, contactado por El Mercurio, monseñor Fernández justificó su decisión de ocultar información argumentando que "había que resguardar el sigilo del proceso de investigación en curso". "Ahora que ya es pública la información, que la indagación fue enviada a la Santa Sede, se ha podido comunicar que la situación personal fue una autodenuncia por abuso", aseguró.
"Efectivamente se calló"
Ese domingo 27 de mayo, en la iglesia de Estación Central se realizaba la primera misa dominical después de que se conocieran los verdaderos motivos del apartamiento del sacerdote. El presbítero Raúl Ramírez, actual párroco del templo, se refirió a la situación al final de la liturgia. "Fue una situación extraeclesial, sucedida hace tiempo y no aquí", aseguró, según consigna el periódico.
"A la comunidad de la parroquia se le debería haber comunicado en ese momento los hechos tal cual, en la época en que el padre Óscar abandonó la parroquia. Una parroquia tiene derecho a saber qué pasa con su pastor"
Sacerdote Marcelo Gidi
En la comunidad, el tema se tocó después de salir de la iglesia. "Efectivamente se calló. Muchos preguntamos qué pasaba, pero el obispo (Galo Fernández) nos dijo que se había hecho un retiro, prácticamente. Incluso, dijo que su mamá estaba enferma", contó a El Mercurio Juan Pablo Dote, activo miembro de la parroquia.
"Hay una carta que debió ser leída acá, pero no, está en la página. No todos tienen cómo entrar. O monseñor Ezzati podría haber dicho algo", dijo por su parte María Alicia Arriagada.
Hoy, un día después de que Muñoz fuera formalizado por abuso sexual y estupro, y quedara con medida cautelar de prisión preventiva, los propios sacerdotes reconocen que la forma de informar a los feligreses fue deficiente.
Uno de ellos es el jesuita Marcelo Gidi, quien trabajó en el templo por dos años en la década de los 80. "A la comunidad de la parroquia se le debería haber comunicado en ese momento los hechos tal cual, en la época en que el padre Óscar abandonó la parroquia. Una parroquia tiene derecho a saber qué pasa con su pastor (...) Es un ejemplo de la falta de transparencia de la autoridad", aseguró al diario.
La idea de un protocolo
El tópico parece haber captado la atención de la institucionalidad de la Iglesia Católica. Este viernes, mismo día en que Muñoz enfrentó la Justicia, el obispo auxiliar de Santiago y vicario general, Cristián Roncagliolo, anunció la creación de "un nuevo protocolo" para informar estos casos.
"(Cuando haya denuncias) aplicaremos las medidas de sacar al sacerdote del ministerio y del oficio que esté ejerciendo mientras dure la investigación. Al mismo tiempo, tenemos que informar a las comunidades (parroquiales) de lo que ha acontecido, que me parece que es lo correcto, pero respetando siempre el sigilo de la víctima", afirmó.
Los detalles de cómo será esta nueva forma de proceder todavía se desconocen.